Capítulo Veintitrés

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¡Hola Familia!, bueno antes de comenzar el capítulo quería aclarar unas cosas. Este es el ultimo capitulo que se subirá a Wattpad, NO ES el ultimo capítulo del libro. Pueden conseguir "Moon Night" completo en formato físico o eBook. Para mas información sobre esto pueden contactarse conmigo a través del Instagram oficial de la saga; Moonnight_saga.

Bueno, aparte de eso quería usar esta ultima entrada para agradecerles. Traer mi novela a Wattpad siempre fue algo que quise hacer, y que ustedes estén tan atentos y constantemente proporcionando apoyo significa muchísimo para mí. Los amo mucho mas de lo que puedo expresar y espero que disfruten de este capítulo que preparé con mucho amor ❤️

Hay tres canciones distintas que pueden ir escuchando a medida que leen (empezando con la de multimedia 💕🌙) Espero que disfruten este épico final no final.

Los quiero!

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El ambiente era tenso. Un sudor frío caminaba detrás de mi corpiño deportivo. Hice crujir cada uno de mis nudillos. Estaba agotada. Los entrenamientos eran cada vez más exhaustivos y exigentes. Algunos duraban más que otros; no había horarios determinados. Cuando Félix creía que era suficiente daba por finalizada la práctica. Habían pasado dos horas desde que pasé por el umbral. La primera fue utilizada para entrenamiento físico. Mejorábamos mi cardio y mis reflejos. En un principio ambos dejaban mucho que desear, pero con el tiempo mejoré notoriamente. También la empleamos en tácticas de lucha, mi especialidad. Aún no era tan excepcional como Félix, pero iba en camino; confiaba en que podría defenderme bastante bien frente a otras personas.

Me paraba rígida en la punta de la sala de entrenamientos. El olor a encierro mezclado con el sudor y la temperatura corporal que solo aumentaba no ayudaban para nada. Anhelaba el frío de fuera; deseaba sentir la helada brisa que recorría las calles y poder aspirar el olor a vainilla de arriba. En cambio, estaba rodeada por estantes llenos de armas y sacos de boxeo de todos los tamaños. Sentía cómo la tela de mi corpiño se pegaba a mi cuerpo. Pese a las bajas temperaturas que se mostraban en el pronóstico había aprendido que la ropa abrigada no servía para entrenar.

Observé al morocho con mi mirada. Se encontraba de pie al otro lado del salón, enfrentándome. No sabía cuándo, pero las cosas con él habían cambiado; fue sutil y progresivo, pero ahora era lo único que conocíamos. A pesar de que seguimos enfrentándonos y discutiendo por idioteces nos llevábamos mucho mejor, quizás demasiado, y no puedo quejarme al respecto. Más allá de que continuaba mostrándose frío y distante con muchos, bajaba la guardia cerca de mí. Acepto que tampoco soy una persona muy fácil con la que lidiar... quizás por eso congeniábamos tan bien.

Su cabello azabache estaba empapado en sudor. Un sutil rubor recorría su rostro a medida que limpiaba las gotas de agua de su frente con una toalla. Ambos apestábamos; pero estábamos acostumbrados. Sus brazos y abdomen resaltaban debido a la remera pegada al cuerpo gracias al sudor. Al cabo de un rato soltó la toalla y la arrojó a un costado.

Aflojé los hombros y volví a pensar en lo que iba a hacer. No estaba segura de si funcionaría, pero solo había una forma de averiguarlo. El de ojos azules definitivamente no estaba convencido. Su mirada desprendía desconfianza. Le desagradaba mi idea, pero había logrado que acceda. El cuchillo realizó una pequeña vuelta en su mano antes de que lo sujetara con convicción.

—Elena, no estoy seguro de que esto sea una buena idea. –Tomó la navaja con fuerza y pareció volver a pensar en lo que dijo–. Sabés qué, dejame corregirme; esto definitivamente es una terrible idea.

Moon Night Where stories live. Discover now