25 horas

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La madre de Let sentía que Harry era un hombre en cuerpo de niño. Había despertado y solo pregunto una vez por su hermana, cuando le dijeron que ella la había salvado pero que nadie sabía dónde estaba, simplemente sonrió y le pidió que le trajeran plastilina para jugar.

Él era excepcionalmente habilidoso con las manos, y siempre le hacía algo a su hermana, está vez la madre de Let lo veía hacer una paloma.

Ella solía pensar que Joana era medio descorazona con Harry, por un lado daba la vida por su hermano, pero para disfrutar de la vida con él no estaba, y Harry siempre esperaba a su hermana con una sonrisa y los brazos abiertos.

Después de hacer la paloma Beca había insistido tanto en cuidar de Harry que se había subido a la camilla con él y ambos lograron quedarse dormidos cuando el cuerpo de Harry dejo de temblar.

El doctor le había dicho que era efectos secundarios de la droga que dejaba su sistema y que pronto pararía. A la madre de Let le preocupaba las consecuencias que traería esa noche.

Y solo cuando estuvo segura de que sus hijos dormían sin ningún problema salió de la habitación para encarar a la policía.

Ellos habían sido pacientes al esperar por sus declaraciones. Después de todo tenían mucho interés por hablar con Joana y todos los que estuvieron en ese puente.

Pero todos se habían esfumado en cuanto Harry fue ingresado en el hospital.

La madre de Let no pudo decirles mucho más de lo que ya ellos sabían, ella misma había dejado varios mensajes a Joana y Let, tratado de comunicarse con su hija pero interpretó su teléfono apagado como una señal de que seguía enojada con ella y de que estaba con Joana.

***

La mente de Joana era prodigiosa, sus padres lo sabían, sus profesores lo sabían, su terapeuta lo sabía. Sus padres se habían encargado de que desarrollara sus habilidades lo mejor que ella pudiese y el primer interés que demostró por algo fue por el ajedrez.

Antes de conocerlo recordaba que su mente era un lugar desordenado y que la asustaba, le daba mucho miedo pensar, se perdía y era tragada por un cúmulo de cosas que ella no podía manejar.

Durante ese tiempo el abrazo de Patrick era lo único que podía calmarla.

El ajedrez le dio una guía, un modo de pensar que la hacía tener el control.

Solía ver a la gente que conocía como fichas sobre un tablero fabricado con todos los sucesos relevantes, y que marcaban los movimientos de las fichas.

Repaso cada aspecto que sabía de Fantasma.

Sin duda Fantasma había planeado los apagones para logrará el colapso del edificio, Fantasma secuestro 12 niños con sus padres, recordó las palabras que había usado la niña en la extraña llamada y las palabras de advertencia de Elegante, recordó las sombras y la forma en que Sucu la hacía sentir, el beso que la desmayó, los símbolos, de alguna forma Thalía estaba muy implicada en todo aquello pero mientras más lo pensaba más se parecía aquello a un ritual.

Los rituales eran comunes para Joana sobre todo en un mundo donde la fe es lo único que podía salvarte de morir, había visto a jefes de mafias y contrabandistas usar amuletos de la suerte, rezar a santos que los protejan y que de ser necesario les diera muertes rápidas, pero Fantasma jamás le había parecido un hombre de fe.

Las órdenes que le daban a través del director Ricard eran una guía detallada de lo que debía hacer. Pero reconocía ciertos rasgos en las palabras que usaba para dar órdenes que parecía que era superior a cualquiera, como si fuese la mano que sostenía el mundo en su lugar.

La idea de enfrentarse a una especie de fe la desconectaba y le aterraba de sobre manera, porque sabía que una bala podía detenerse, pero las ideas no.

Trato de calcular cuánto tiempo faltaba para que se terminara las 48 horas pero no tenía forma de saberlos. Su teléfono se había apagado y supuso que el de todos también, considerando que nadie llamaba o hacía algo para pedir ayuda.

_ ¿Cómo saldremos de aquí? _ pregunto Joana.

_Tenemos un amigo en común.

Thalía no necesito decir nada más. Joana captó cada palabra como si hubiese dicho todo su nombre.

La revelación no tranquilizo Joana. Elegante no hacía nada como un mero favor, y estaba segura que si el costo era salvar su vida y la vida de Let, el precio sería muy alto.

Hora Roja (Trilogía Fantasma libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora