12 horas

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Olivia no dejaba de mirar a Zombie y Elegante no dejaba de mirar el reloj.

Tácitamente ambos acordaron alejarse de Zombie lo más posible. Nadie allí sabía cómo tratarlo.

Zombie solo se había movido una vez para tomar agua y luego volvió a su lugar, se sentaba ligeramente encorvado y miraba fijamente un punto muerto en el suelo, con la boca ligeramente abierta. A Olivia comenzaba a inquietarle la forma en que Zombie miraba, no miraba como si estuviese en un mundo distinto, miraba como si no hubiese nada.

Olivia sabía poco de Zombie, había leído poco de él en las anotaciones del Doctor Marco y Osiris tampoco le había contado mucho, lo único que sabía es que Zombie era mucho más fuerte que Osiris, que no hablaba y se percibía a si mismo hombre pero sin ningún rasgo definido. Cómo si su rostro fuese un papel el blanco.

Ella sabía que Zombie se mantenía siempre alejados de todos, solo aparecía en casos extremos dónde Osiris no fuese suficiente para controlar a Jake.

Zombie los colocaba a todos en una especie de pausa. Olivia no quiso ni imaginarse el caos en todos los alter de Jake para que Zombie se presentase.

Según Osiris todos lo apreciaban pero a nadie le agradaba porque era ligeramente aterrado y ahora Olivia podía dar fe de eso.

_Sin duda este es el mayor tiempo que pasó sin bañarme_ vocifero Elegante.

A Olivia no podía importarle menos. Cada minuto que pasaba se convencía más de que la fachada bobalicona y superficial de Elegante era un personaje bien diseñado por él, para mantener la guardia de su acompañante baja.

Pero cada vez que Olivia comenzaba a sentirse cómoda con él recordaba todo lo que le había dicho Joana.

Elegante no era como los otros traficantes y jefes. Joana solía decirle que él era una bomba escondida dentro de un peluche. Lo podía acariciar, abrazar y jugar con él hasta que te explotaba en la cara.

_Mucho tiempo sin agua ni comida_ respondió Olivia.

Ella solo pensaba en Joana.

Recordó la primera vez que la vio. Había sido su primer día de clases, recordaba que Joana le parecía hermosa y fea al mismo tiempo.

Tenía el cabello tan corto que no le llegaba a las orejas y parecía que alguien se lo había cortado con un cuchillo.

La ropa que usaba era tan gris que se camuflaba con las paredes de la escuela y por lo menos tres veces más grande.

Y aun así lograba arrebatarles sueños húmedos a los chicos. Joana siempre había tenido cierta aura de misterio que hacía que sus rasgos fuesen increíblemente atrayentes. Pero la confianza la obtuvo luego, cuando el cabello le creció y no volvió a dejar que en el orfanato lo volviera a cortar, cuando paso de ser una simple mula al cerebro detrás de todas las operaciones de Fantasma y pudo comprarse ropa de su talla.

Hora Roja (Trilogía Fantasma libro 3)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin