III

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El viento que se filtraba por la ventana de la gran torre me propinaba una paz magistral mientras jugueteaba con el sol y una lupa sobre el libro de antes. Era incapaz de permanecer en el comedor después de ese encuentro tan irrespetuoso en el que hasta mi cordura estaba en juego porque sentí una pizca de adrenalina....como si me hubiese.....gustado. No. Está mal, muy mal. Luego de su comportamiento inesperado había salido corriendo por la puerta trasera sin siquiera mirar atrás.

—Anatsha—la voz de Shijari inunda el silencio del lugar, su acento que siempre me ha encantado, en estos mementos me toma por sorpresa y salto del susto—Oh, lo siento mucho, mi intención no era asustarte—continúa llena de vergüenza y con una mano en el pecho.

—Tranquila Shijari, no pasa nada—intento calmarla—Pero....cómo es que sabes...

—¿Qué este es tu escondite?. Anatsha, tal vez no me creas cuando te digo que te quiero y que confío en ti porque no te he contado de mi pasado pero la verdad es que eres mi mejor amiga, por no decir la única—sus ojos y los míos se cristalizan al unísono mientras guardo silencio—Sé que las demás son mis hermanas, pero no es....lo mismo.....

>>Te conozco como si hubiésemos crecido juntas. Sé que duermes con la luz prendida porque le temes a la oscuridad. Sé que lloras mientras tomas tu baño para que nadie vea que te piensas fuera tú vida si no existieran estas leyes. Sé que sueñas con encontrar el amor verdadero pero lo que le sucedió a tú difunta madre te frena a buscarlo. Sé que admiras a Anielkan porque aunque todas no se den cuenta, ella es la favorita de Voluiny y tú quieres ese puesto porque te sientes bien cuando escuchas unas felicitaciones de su parte. Sé que cuando haz cometido lo que crees es un error que pueda manchar tú camino cómo esclava amorosa, vienes a esta torre a recapitular y a plantearte todo lo que debes hacer para que todo siga perfecto..... Sé que no quieres ser una esclava amorosa.

Para cuando termina mis ojos están cargados de lágrimas que nublan mi visión. Jamás pensé que Shijari en tan sólo tres meses me conociera mejor que la propia Dina.... sin más que decir me levanté del umbral de la ventana y la abracé. Me correspondió de inmediato y en cuanto nos separamos, supe que era el momento. Ella me contaría su historia.

—Desde el momento en que nací, mi padre nos abandonó a mi madre y pues a mi.... Al cumplir los diez mi madre ya estaba demasiado enferma y si seguía trabajando podía morir, por lo que tuve que ponerme a trabajar y clandestinamente a estudiar para poder darle de comer y comprar las medicinas que necesitaba. Seis años después mi padre volvió y creímos o al menos ella creyó que todo iba a mejorar para las dos. Para mi sorpresa lo perdonó con demasiada facilidad, después de todo lo que le hizo, lo seguía amando. Pasaron los meses y las cosas iban bien, no tenía que trabajar, sólo ocupaba mi tiempo en estudiar y cuidar a mamá que padecía de una horrible enfermedad en el corazón que era peligrosa en caso de que recibiera algún susto o disgusto, pues era claro que iba a morir.

>> Cuando cumplí diecisiete pude ver al monstruo del que siempre sospeché que era mi padre. Una noche llegó muy ebrio y decidido a golpear a mi madre mientras dormía. Desde luego que no se lo permití para a cambio, recibirlos yo. Desde ese momento todos los días consecutivos, sin un mínimo de descanso, ocurría lo mismo. Golpes tras golpes, excusas tras excusas a mamá para que no se diese cuenta.... Con los nervios a flor de piel, lo seguí una vez se marchó. Ya llevábamos un año en lo mismo y yo necesitaba saber el porqué de su repentino cambio, debía de haber una excusa para que sus cortinas de humo que ocultaban esa personalidad oscura, se hubiese esfumado. Mi padre era un traficante de drogas que ahora estaba envuelto en un lío terrible con unos narcos demasiado peligrosos. Pocos días después de enterarme sus "socios" comenzaron a visitar mi hogar y desde entonces supe que eran una amenaza. Intenté persuadir a mi madre de irnos, pero nunca logré convencerla ya que por su bien, era mejor no contarle con lujo de detalles lo que sucedía, pues su enfermedad la mataría. Le dije que papá no era quien ella realmente creía pero sólo respondía que le diese una oportunidad para ganarse mi corazón como lo hizo con el de ella.— bajó la vista con semblante decaído—Para ese entonces ya yo tenía dieciocho, casi diecinueve. Una noche tormentosa unos "ladrones" atacaron nuestro humilde hogar mientras dormíamos y como una gran casualidad, mi padre no estaba en casa. Cuando llegaron a la habitación donde estábamos, desperté y consigo mi madre quien, por el susto, comenzó a hiperventilar y su corazón a fallarle. Aterrada comencé a gritar llamando la atención de uno de los agresores. El mismo, al presenciar la escena se acercó rápidamente hasta nosotras y dio la orden repentina de que los demás abandonaran el lugar. En un intento desesperado de que mi madre se calmara se quitó su antifaz, mostrando de esta forma, que era.....mi padre. Eso sobre pasó los límites y vi cómo la vida dejaba el cuerpo de mi madre en cuestión de segundos. Ella murió frente a mí Anatsha, su cuerpo frío quedó entre mis brazos y simplemente... me quedé ahí estática, no grité, no luché mientras mi padre y sus hombres me llevaban al sótano de la casa. Mis sentidos sólo despertaron cuando uno por uno empezaron a abusar sexualmente de mi.... pero eran más fuertes.

A la 1:30 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora