VI

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Anatsha:

Camino por los desolados pasillos hacia mi alcoba para recibir un baño y luego acudir a las tutorías de un señor que ha llegado esta mañana al internado. Jamás lo había visto, es delgado y alto, creo se hace llamar Blamier Seir. Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido una puerta abrirse de la cual sale el antes nombrado y tras el con obvia cara de frustración... Shainen. Mi pulso se acelera con tan sólo verlo y no logro entender como ese acertijo que me envió ayer no ha salido de mi cabeza aún y cuando he pasado todo la noche pensándolo. No me he permitido leer la "Pista" mas creo que será mi decisión final hacerlo.
De un momento a otro el príncipe se acerca con zancadas veloces hasta mi puesto dejándome desconcertada, bajo la ardua mirada de Seir toma mi muñeca en un agarre fuerte pero no lo suficiente para lastimarme y sin más comienza a correr llevándome consigo. Le sigo el ritmo para no caer mientras río por la extraña escena. Mis pies vuelvan en el aire y me siento libre.

—¿Que estamos haciendo?—pregunto entre risas sin detenerme.

—No lo sé—grita para que lo escuche mientras carcajea y sigue el ritmo del escape.

Que llegaré tarde o quizás ni siquiera llegue a las tutorías, lo sé. Que esto es un acto fuera de sí y no propio de mí comportamiento, también lo sé. Que madre se enojará y me sancionará, está más que claro para mí. Pero soy incapaz de detenerme tras sentir el cosquilleo de la adrenalina recorrerme, siento que vuelvo a ser esa pequeña que revoloteaba por los pasillos, el aire puro que golpea mi cara me brinda paz al recordarme lo que tanto me ha gustado hacer desde siempre y al convertirme en una jovencita responsable he dejado en el olvido: Correr fugitiva.

***

Nos encontramos sentados en uno de los banquillos del jardín después de un recorrido por todos los pasillos estamos realmente exhaustos. Shainen repiquetea sus dedos nervioso sobre su rodilla derecha hasta que se inmuta ha hablar.

—¿A leído el acertijo?—Pregunta expectante a lo que yo débilmente asiento y veo como un atisbo de alegría cruza su rostro— ¿Y cuál es su respuesta Anatsha?— el estado nervioso no opaca la sensualidad con la que ya acostumbra a tantear mi nombre. Ve mi duda así que continúa— mejor no responda, prefiero describirlo con sus acciones. ¿Y la pista?

—Aún no— levanto la vista para observarlo cometiendo un grave error, porque enseguida me encuentro perdida en su mirada.

—Bueno, ya que estamos aquí le ahorraré la lectura. En ella se confiesa que cada cosa descrita en el acertijo son lugares los cuales debes atravesar para llegar al destino final—escucho curiosa y debo admitir que esta información es provechosa. Entonces, una duda surge, si la respuesta es un "Si", realmente este joven es un genio con mucho talento ante mis ojos.

—¿Puedo hacerle una pregunta?— cuestiono

—Claro y tutéame por favor flor pálida.

¿Qué? ¿Cómo me había llamado?. Jamás nadie me ha puesto un seudónimo....

Eso es un pésimo apodo— comento riendo para que no note mi emoción.

—Desde luego que no— contesta con fingida indignación— complementa perfectamente con usted. Flor: delicada, frágil y hermosa.—deja salir con fluidez erizando los vellos de mi piel ante su manera tan natural de elogiarme como ningún otro hombre había hecho antes.—Pálida: es su piel y las hebras azabaches de su cabello acentúan el color de su tez.

Siento mis mejillas arder a niveles descomunales e imagino su color rojizo por lo que decido bajar la cabeza para ocultar el rostro del príncipe.

—¿He dicho algo que le moleste flor?—cuestiona un tanto preocupado por mi acción.

A la 1:30 Where stories live. Discover now