Capítulo 8

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Me encontraba en el comedor del instituto. Siempre me juntaba con Zedd y con los chicos del equipo, pero el entrenador los llamó a una reunión para un campeonato o algo parecido. – No se me daba muy bien eso del futbol – y después de que Michelle se había ido, no tenía nadie con quien pasar el día. Así que volvía a estar sola de nuevo. 

–He llegado tarde a la primera clase – me soltó Olivia, malhumorada, dejando la mochila en el suelo para sentarse delante de mí.

–¿Por qué?

–Me detuve tres segundos TRES SEGUNDOS por una bolsa de gomitas y el profesor me ha dejado fuera por diez minutos.

–Tampoco habrá sido para tanto – dije – es el primer día, ya tendrás más oportunidades para llegar a tiempo.

–Lo sé, pero me molesta no llegar puntual – suspiró – tuve suerte de que el profesor me dejara entrar después solo por ser el primer día.

La campana sonó y nos dispusimos a regresar a nuestra siguiente clase. Puse mi mochila sobre mi hombro y empecé a caminar hacia el pasillo. Mi próxima clase era historia. Odiaba historia. Hoy no era mi día de suerte.

Llegué de primera al salón – como siempre. – elegí el asiento del fondo y esperé a que todos entraran. Mi cara de sorpresa se hizo notar cuando vi unos rizos rubios muy familiares dirigirse hacia mí con una sonrisa.

–¿Qué haces aquí? – pregunté.

–Hola para ti también – Jack se sentó a mi lado – y estoy bien, gracias por preguntar.

–Bien. Hola – sonreí con sarcasmo – ¿Qué haces aquí?

–Vengo a comer hamburguesas ¿tú? – voltee los ojos. – ¿no es obvio? Vengo a recibir mi divertida clase de historia, ¿Te han dicho que eres muy lenta?

–No sabía que teníamos asignaturas juntos. Eres un año mayor que yo.

–Bueeeno puede que mi inteligencia no sea mucha para pasar de último año.

–¿Reprobaste?

–Puede que sí.

–Vaya – me crucé de brazos – el gran Jack Scott reprobando último año. ¿Quién lo diría?

–Bien. Puede que haya reprobado un año– me miró con picardía – O... puede que solo quiera estar contigo.

–Oh, cállate – le di un codazo en las costillas, el rió.

Después de lo sucedido con Jack en el entierro de Michelle, él empezó a pasar más tiempo conmigo y logramos hacernos un poco más cercanos. No me atreví a preguntarle porque dijo aquello aquel día. Me contó que a veces tenía problemas con su padre y su hermano, sentía que tenía que hacerse cargo de todo y de todos, aunque nunca me dijo el porqué.

Detrás de esa apariencia de chico malo, se escondía alguien vulnerable, con sentimientos y cargas como todos nosotros. Me sorprendí al saber que teníamos más cosas en común de las que pensé. Peleábamos por desacuerdos a veces, pero alguno siempre regresaba a arreglar las cosas. Pasábamos la mayoría del tiempo juntos. Siempre me ayudaba cuando tenía problemas y yo lo ayudaba a él también.

Era mi amigo.

Con él podía ser yo misma y sabía que él no me juzgaría. También lo vi reír y llorar; me partía el corazón verlo de esa forma, no soportaba verlo llorar y oír su voz quebrándose cuando me contaba la forma en que su padre lo manipulaba a su antojo para que hiciera lo que él quería, y cómo se sentía responsable de los errores que su hermano cometía porque tenía que hacerse cargo de él. Me decía que le dolía que su hermano no tuviera una vida normal por su culpa. Normalmente no me daba el contexto de lo que pasaba, por lo que no entendía mucho, pero él me escuchaba y yo haría lo mismo cuando él lo necesitara.

Con el tiempo su felicidad se convirtió en la mía y su sufrimiento se volvió el mío.

Sentía la necesidad de que fuera feliz todo el tiempo. Porque se lo merecía.

Lazos OscurosWhere stories live. Discover now