Capítulo 12

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Después de lo sucedido en los últimos días, mis padres y mi hermana me revelaron tener una marca igual a la mía. Aún no dominaba mis poderes del todo, pero había estado practicando un poco.

Me encontraba haciendo una investigación para la clase de historia, cuando mi celular sonó.

Ven a mi casa por la noche.

J.

Subí a cepillarme los dientes, terminé mi investigación, recogí mi merienda y salí de casa.

***

Me encontraba frente a la puerta de la casa de los Scott. Jack me había mandado un mensaje de texto diciéndome que fuera, pero no me había dejado en claro para qué. Toqué el timbre de la puerta, minutos después y vi al rubio atravesar la puerta.

–Hey – saludé.

–Perdona la demora, ya estoy listo. ¿Nos vamos?

–¿Vamos? ¿A dónde?

–Ya lo verás, sígueme.

Me tomó de la mano y caminamos alrededor de unos 20 minutos. Nos detuvimos frente a una casa enorme pintada de blanco, excepto por la puerta y los marcos de las ventanas, los cuales se encontraban pintados de azul.

Jack tocó el timbre. No hubo respuesta, así que volvió a tocar.

–Ahora voy, maldita sea.

Segundos después, un chico no más grande que nosotros abrió la puerta. Tenía un semblante relajado. Su cabello puramente negro y desordenado caía sobre su fino rostro, estaba usando una camiseta blanca de tirantes, una sudadera azul y unos jeans del mismo color. Pero había algo característico en él; sus ojos eran más pequeños, cerrados y alargados, y sus párpados formaban un pliegue por encima del lagrimal, en la zona inferior. A decir verdad, era bastante atractivo.

–Madre mía, pero qué pesado eres – el chico volteó los ojos.

–Hola también para ti, eh.

–Espera, espera. Acaso ella es...

–Bella – dije tímidamente.

–Bella – murmuró. Tomó mi mano y acercó su rostro lentamente para depositar un beso sobre mis nudillos. – Suena tan encantador. Eres un regalo muy bien envuelto para seres como nosotros ¿no crees?

–Exactamente ¿qué hacemos aquí? – me dirigí hacia Jack.

–Te dije que había que entrenarte, así que... aquí estamos.

–Oh, ¡pero qué modales los míos! – el chico volvió a hablar –. Ni siquiera me he presentado, así que permíteme hacerlo. Mi nombre es Lee Gun-Jiho. Pero puedes llamarme Lee. Estoy a tu servicio, mi bella dama.

Jack exhaló ruidosamente con fastidio.

–¿Vas a dejarnos pasar o nos quedaremos aquí toda la noche?

–¿Por qué la prisa? ¿No les parece hermosa la noche? Podríamos ir a cazar algo ¿no creen? Sería tu primera presa, mi querido ángel – sonrió con malicia.

–¡¿Qué?!

La risa de ambos resonó.

–Es broma. Deberías ver tu cara, pareces un cachorro asustado – observó a Jack con diversión – ¿No es tierna? Podría comérmela...

–Ya cállate – Escupió Jack, mirándolo con disgusto –. ¿Nos dejarás pasar o no?

–Bien. Vamos, que tu mal genio me perfora los órganos.

Lazos OscurosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant