UNA BESTIA Y DOS HADAS

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"Elpríncipe Sebastián", se decía una y otra vez Adela. Sabía quevivía en el reino siguiente, así que no tardaría demasiado enllegar.

Cuandoestuvo frente al castillo, volvió a chasquear los dedos, y un bonitovestido amarillo la cubría en vez de las ropas que llevaba antes.

-Querríaver al príncipe Sebastián- le dijo a uno de los guardia quecustodiaba la entrada.

-Dirásrey.

-Meda igual lo que sea. Necesito verle con urgencia.

-Esono es posible- dijo el otro guardia que custodiaba la entrada.

-Ah,¿no?

Adelalevantó sus dos manos, cada una de ellas en dirección a uno de losguardias. Cerró con fuerza los dos puños a la vez, y en ese mismoinstante los dos guardián quedaron petrificados. Ella abrió lapuerta y pasó. Fue a la sala de bailes, al oír una bella músicaque venía de allí. Cuando ella entró, hizo parar la música. Y lascuatro personas que estaban bailando en ella se giraron a Adela. Unchico de cabellos castaños y ondulados que caían hasta los hombrosy con ojos azules se acercó a ella.

-Adela-sonrió al verla- ¿A que se debe tu visita?

Ellano respondió.

-Bueno,supongo que estás aquí por Bella. Irse ya- ordenó el chico a lasotras tres personas.

Cuandoestos abandonaron la sala el muchacho se giró a Adela y se cruzó debrazos

-Tuy tu necesidad de ser la hechicera más poderosa del mundo. ¿Es queno te valía con ser hada madrina?

-¿Y basar mi vida en servir las ordenes de príncipes caprichosos?- dijoella abriendo la boca por fin- Gracias, pero no.

Elchico sonrió.

-Veoque te has convertido en rey.

-Veoque te has convertido en lo que aspirabas ser.

-Aúnno. Pero lo conseguiré cuando encuentre la manera de salvar a Bella.

-¿Esque le guardas resentimiento por que te remplazó?

-¿Remplazar?¿Que quieres decir?

-Comotu has dicho: soy un chico caprichoso. Y necesitaba tenerlo todo.Cuando tu me abandonaste, no tuve más remedio que ir a por otra hadamadrina. Pero ella no hizo bien su trabajo, como has podidocomprobar- comentó encogiéndose de hombros.

-¿Bellaun hada madrina? ¿Tu hada madrina?- preguntó Adela para estarsegura.

Laira la invadió por dentro. Cerró el puño, y Sebastián quedócongelado. Las otras personas que se encontraban allí antesvolvieron a entrar al no escuchar a su rey. Intentaron ayudarle, peroAdela los congeló también.

Conun dedo, la chica levantó a Sebastián del suelo, y se lo llevófuera de palacio. Se volvió a cambiar de ropa, y subió al caballo.El cuerpo de Sebastián la siguió. 

Una bestia y dos hadasWhere stories live. Discover now