Epílogo

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Elchico abrió los ojos, estaba en la entrada de su castillo de nuevo,pero no había signos de vida. Empezó a pasear por los pasillos,pero todos eran piedra. "¿Que está pasando aquí?", se preguntóangustiado.

Elchico fue a su habitación, y en ella vio una rosa flotar dentro deuna cúpula, que brillaba por ella misma. En ella había una nota:

"Cuidalabien, porque, cuando el último pétalo caiga, serás así parasiempre. No habrá conjuro que pueda salvarte, ni hada madrina que teayude cuando esa rosa muera.

Serásasí para el resto de la eternidad. Estarás solo para el resto de tuvida. Y solo el amor verdadero podrá romper el hechizo.

Aquíte dejo estos regalos: un espejo para que te puedas ver. Un libropara que veas que no hay sitio al que puedas ir, porque nadie, segúntu, te aceptará. Este espejo para que veas lo que quieras fuera delcastillo, también dentro de el. Y lo más importante, la rosa.Disfruta, nueva Bestia. Espero que encuentres a tu Bella, porque yoya lo he hecho".

Sebastiánse acercó al espejo al no entender nada."Maldita Adela", dijo alverse. "Maldita Bella".

Sebastiáncogió el espejo, y le ordenó que le enseñase a las chicas. Este lemostró como el castillo había vuelto a tomar su color original.Ahora mismo, había una fiesta. Adela y Bella bailaban en el centro.

Sebastiángruñó furioso. Y se encerró en su castillo. En su habitación.Para que nadie, nunca más, le viese. 

Una bestia y dos hadasWhere stories live. Discover now