Capítulo 2

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—¡Estoy harta! —Grita, tras otro intento fallido de sentir la magia

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—¡Estoy harta! —Grita, tras otro intento fallido de sentir la magia.

Irisiana estaba más que exasperada, todo el enojo desbordando desde su interior. Se sentía inútil, incapaz. ¿Cómo podía haber perdido su única cualidad? ¿Lo único que le hacía especial?

Ni siquiera percibía una chispa del poder que siempre fue suyo, del poder que siempre estuvo como corriente en sus venas.

Solo recibía silencio, quietud. Nada de esa llama que lograba darle un propósito. Al hacer equipo con Elihad, aumentar su magia, la rubia pensaba que sería la más poderosa hechicera de todo Cevale.

¿Quién sabría que el destino acabaría con esos planes? Elihad terminaría muerto y ella sin nada. Pero ahí se equivocaba, no había sido el destino sino Alessia, quién le arrebató lo que más quería; Primero Azzio, luego la magia.

La odiaba, odiaba a la pelirroja con tanta fuerza que era imposible contenerlo. Actuar como si la soportara solo para que sus poderes regresaran, era una tortura.

—Maldita, Alessia.

Samuel que le lleva escuchando desde hace horas, tratando de estudiar, le hace una mueca. —Iris...

—Ni se te ocurra decirme de nuevo que me tranquilice.

—Es que no logras nada, Irisiana. Han pasado meses y aun así no das con alguna salida.

— ¡Vaya apoyo!, ¿Qué se supone que haga? ¿Me resigno a que perdí mis poderes? ¿Es que acaso estás demente? Tiene que haber una solución. Solo que no he dado con ella.

—Tu misma dijiste que la magia del sello era algo nunca antes visto. ¿Como irás en contra de eso?

Ella queda en silencio, viéndole con disgusto, solo para apoyar la cabeza en sus rodillas y sollozar de frustración. —Me siento tan perdida.

Es inevitable que él no le mire triste, Irisiana le había salvado la vida, lo había ayudado cuando peor se encontraba. Se sentía en deuda con ella, y aún más, la veía por lo que era, alguien que rechazaron, alguien herida, alguien que ya no tenía lo único que la hacia destacar.

Se acuclilló a su altura, pasando los dedos por las hebras claras de su cabello.

—Todo estará bien. Encontráremos una forma de que tu magia regrese. Debe haber algo así como un google de hechiceros ¿No?

Para Samuel aquello fue un chiste, pero ella levantó la cabeza tan rápido que casi choca con él, sus ojos brillaron como nunca lo habían hecho en esos últimos días.

Samuel se tomo un minuto para verle, verle bien. Irisiana era hermosa, pensó, muy humana, con sentimientos demasiado fuertes, si bien no actuaba como mártir, queriendo ayudar a todos, nunca podrías decir que no era fiel a su esencia. Lo era, y mucho, lo que deseara...Siempre luchaba por ello, aunque tomara el bando menos ideal.

Ángel de Sangre: El Pacto Final ©Where stories live. Discover now