Saga Marcas Celestiales - Ángeles III
Orden Cronológico:
Ángel Oscuro: El Sello Celestial.
Ángel Blanco: El Llamador.
Ángel de Sangre: El Pacto Final
Verla era como verme a mi misma, el reflejo exacto haciendo que entrara en la locura. La copa cay...
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El ángel Alessia tomó del cuello a Graciel en un movimiento veloz, estampando su cabeza contra la puerta de vidrio en el departamento lujoso, el estruendo es suficiente como para cortar el silencio de la noche, provocando que el ángel de rango menor se desestabilice, y suelte una maldición. El vidrio a su alrededor haciéndose trizas.
—¿Por qué mierda la has dejado escapar? —Grita ella, el pitido en sus oídos era insoportable.
Alessia apretó su cuello, levantándole de un tirón hasta el punto de cortarle la respiración, Graciel jadeó incapaz de pronunciar palabra, el brillo en sus ojos a causa de las lágrimas, aquel que daba a entender la falta de aire. Ella le suelta, dejando que caiga al suelo de un impacto.
El crujir de su cuerpo hace que emita un alarido, mientras rueda en su estómago, tosiendo, la gargamta ardiendo. Apenas y puede masajear su cuello por el dolor.
Las palabras salen atropelladas. —Cumplí con el plan, la mantuve captiva en el sueño inducido, todo el tiempo que pidió y la dejé justo en las afueras de esa academia.
Era obvio el desdén que Graciel trataba de matener a raya, estaba cansado de los siglos de maltratos recurrentes por parte de Alessia. Y un subordinado como él no tenia el poder para enfrentarse con al ángel de principios.
Ella bufó. —¿Es que acaso eres estúpido? ¡No te di la orden! ¿Cómo vas a actuar sin saber si he logrado mi cometido? —Estaba furiosa, arrojando cosas a su paso. La mayoría en dirección a él, que las esquivaba.
—Precisamente como no tuve señales de usted fue que tuve que actuar. —Inclinó su cabeza para que no se sintiera retada. —Era peligroso mantener el trance por más tiempo. ¿Acaso la descubrieron?
La cobriza alzó una ceja, no dándole la razón aún cuando sabía que estaba en lo cierto.
—No, pero no estoy segura de que pueda engañarlos una vez más, el ángel de la muerte cuestionaba todo lo que hacía, tal parece que esa es una santurrona, ni siquiera he hallado mucha información en su móvil o de sus amigos. Apenas y he podido librarme de una confrontación con Azael.
...—¡Y no paraba de hablar de una maldita cruz! —Lleva las manos a su cabeza exasperada.
—La chica llevaba un crucifijo en su cuello. ¿Podría ser eso?
Frunce el ceño. —No lo se, pero de ser así, tal vez me haya puesto en evidencia.
—Si la descubrió no tendría mucho tiempo hasta que la encuentre.
—Debo asegurarme de no fallar la próxima vez...Necesito que crean que soy ella, así eso implique robar el tonto collar. —Mira a la nada pensativa, parece bastante asustada, lo cual no va nada acorde a su acostumbrada actitud altanera. —No puedo dejar que él actúe en mi contra.
—¿Él? ¿Azael no? El Ángel de la muerte. —Pregunta.
Alessia le ignora, eligiendo desechar la idea que provoca escalofríos.
