Capítulo 5

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Mentiría si dijera que me estaba concentrando en el resumen teórico para la próxima clase, en realidad golpeaba repetidas veces mi lápiz contra la tapa de mi cuaderno, ansiosa

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Mentiría si dijera que me estaba concentrando en el resumen teórico para la próxima clase, en realidad golpeaba repetidas veces mi lápiz contra la tapa de mi cuaderno, ansiosa.

Tenía suerte que Nina tuviera el sueño tan pesado que ni siquiera los constantes toques en el cartón le despertarán, tiré los apuntes lejos y bufé, cansada del día y de no poder digerir ni la mitad de la información en el resumen.

Era más que obvio que no podía concentrarme, entre la hechicera, las cero señales de vida de Azzio y el poco control de la magia, parecía tonto enfocarme en la universidad.

Aunque amara la academia, pues a pesar de todas las cosas que habían ocurrido, era mi sueño estar aquí, dibujar en las instalaciones, crear expresiones de arte con mi carboncillo desde que descubrí mi pasión.

Me desanimaba el hecho que había dejado de lado lo que enserio quería debido a las circunstancias que ocurrían a mi alrededor, pero aun así sabia que era mi obligación desde nacimiento.

Di la décima vuelta en la cama, sin poder conciliar el sueño, cuando el móvil empezó a vibrar debajo de la almohada, no recordaba tenerlo cerca para empezar, pero no me importó mucho eso cuando vi el remitente del mensaje.

Azzio: Estoy en la terraza de la academia. ¿Puedes subir?

Frunzo el ceño. Emocionada pero molesta a la vez.
La forma en la que el ángel desaparecía y aparecía a su conveniencia, me irritada. Sin duda el reproche que seria grande. Eso y el hecho de que teníamos otro problema llamado Irisiana.

Decido no responder, en cambio tomo mi cárdigan del armario con sumo cuidado y salgo en silencio del dormitorio. Lo único que despertaría a Nina sería un terremoto.

El pasillo de habitaciones está solitario, parece que el día de semana y la vuelta a clases hizo que nadie quisiera romper las reglas todavía, ya que es costumbre ver al menos a un estudiante escabulléndose a un cuarto ajeno.

Sin embargo, esta noche se podían oír los grillos fuera, había cierto silencio que no correspondía a la paz sino a la incertidumbre, como esos momentos preciados en las películas de terror, justo antes de que el atacante haga su aparición. Tal vez estaba paranoica, esperando el peor escenario. Pero estaba segura que existía una tensión palpable, que antes no estaba ahí, puede que fuera influencia del mensaje de Azzio o de mis miedos hablando por mi.

El ambiente frío, helado más bien, no ayudaba a sacar esos pensamientos intrusivos.

Subí a la terraza, alerta, apenas con las sandalias afelpadas de peluche y el cárdigan gigante, aferrándome a las mangas como si estas fueran un escudo.

Había olvidado lo hermosa que se veía esta área de la universidad, más que todo porque teníamos el acceso denegado. Aún por remodelación, lucía genial, con la luz de la luna siendo el único centro de iluminación, a través de un traga luz a medio terminar, creando una silueta más oscura en el cuerpo de Azzio, quien más allá, apoyado del barandal se notaba tenso. Vi como su postura era completamente recta, mientras avanzaba, me debatía entre como acercarme, dudaba que no me hubiera escuchado ya así que solo avancé, colocando una mano en su hombro. No se sobresaltó, más bien, se giró en mi dirección con la cara de sufrimiento más real que le había visto colocar, creo que equivalente solo a los peores momentos que habíamos pasado.

Ángel de Sangre: El Pacto Final ©Where stories live. Discover now