Capítulo 75. La desaparición de la segunda cita de Álvaro.

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-Perdonen, no se molesten en seguir llamando, la señorita Carmen hace tiempo que no viene por aquí. 

Los policías se dieron la vuelta para poder hablar con la vecina.

-Perdone, señora, somos policías y estamos buscando a la señorita que vive en este domicilio.

-Su casero me dijo que lo avisara cuando Carmen volviera, pero nada. Lleva como dos o tres meses desaparecida. Saben, ella me ayudaba a subir la compra pesada, aunque fuera en el ascensor. Ella es una chica muy amable. Si les soy sincera, me extraña mucho que no dé señales de vida. Es una chica muy responsable. 

-¿Sabe qué edad tiene Carmen? ¿Y de qué color tiene el pelo?

-Creo recordar que me dijo que tenía veintitrés. El pelo era castaño oscuro. Es una chica muy guapita. Pero me tiene preocupada. 

Vanesa miró de soslayo a García. Que Carmen fuera castaña y no rubia, no cuadraba con los gustos de Álvaro. Y para colmo la chica llevaba tiempo desaparecida. 

-¿Usted sabe cuánto tiempo lleva Carmen viviendo aquí?

-Llevaría como cinco o seis meses.

-¿Vive sola?

-Que yo sepa sí. Aunque yo sé que ella se trae de vez en cuando a algún chico. Lo digo porque más de una noche escucho mucho ruido y proviene de su casa. 

-Pero, ¿Sabe si viene siempre con el mismo chico?

-No, no, ella trae cada noche a un chico diferente. Una tarde que coincidimos en el rellano le dije que tuviera cuidado con esos hombres, porque imagínense que alguno de ellos abusa de ella. Y bueno, yo no soy quien para meterme en su vida, sólo me preocupaba por ella.

Vanesa se tensó de sólo pensar que esa mujer no debía de ir nada mal encaminada, y que quizás Carmen estaba desaparecida por eso mismo, porque le dio la dirección a Álvaro y éste acabó con ella. Un escalofrío sacudió a Vanesa violentamente.

La inspectora sacó de su cartera la foto de Álvaro y se la mostró a la señora.

-¿Le suena haber visto a este hombre con Carmen?-Le preguntó la inspectora a la señora esperanzada.

La señora abrió los ojos como platos cuando vio la fotografía que le enseñó Vanesa. 

-Pero…Ese hombre sale en todas las noticias…¿Él le ha hecho algo a Carmen?- La señora comenzó a llorar. De sólo pensar que ese hombre había estado en casa de la joven y le había hecho algo, los pelos se le pusieron de punta.

Vanesa se acercó a consolarla. No quería que la mujer se pusiera peor, por lo que intentó calmarla desviando el tema. 

-Señora, no se preocupe. Aún no sabemos dónde está Carmen, pero es posible que aparezca. Se habrá ido a ver a algún familiar o le habrá surgido algo.

-¿Pero tanto tiempo fuera? Lo dudo. Yo sí estoy muy preocupada por esa joven - le contestó la señora a Vanesa aclarándose los ojos. Tenía claro que la policía solo quería relajarla, pero ella sabía que a Carmen le había pasado algo. Una chica como ella no podía desaparecer así por así sin avisar a nadie. Además no tenía sentido pagar el alquiler del inmueble si ella no pensaba vivir más allí. Y para colmo aparecía la policía preguntando por la joven.

Vanesa abrazó a la mujer y aún tardó unos minutos en conseguir que ésta se relajara del todo. Cuando por fin lo consiguió, fue separándose de ella poco a poco. 

-Bueno, usted no se preocupe que vamos a encontrar a Carmen sea como sea. Se lo prometo. Por cierto, ¿Usted no tendrá el número de teléfono de algún familiar de Carmen?

-Gracias agentes. Son muy amables. Esa chica es buena chica, además muy trabajadora. Y no, no tengo el teléfono porque ella me dijo que no se hablaba con su familia y que no quería saber nada de ninguno de ellos. 

-Gracias a usted por la información que nos ha dado. ¿Y sabe dónde trabaja? Por pasarnos por su trabajo y preguntar. Quizás ella sí va a trabajar. 

-Sí, claro, ahora les doy la dirección donde ella trabaja. Es una agencia de viajes. 

-Estupendo. 

La señora les apuntó en un papel la dirección, y luego le dio el papel a García. Los policías se despidieron de ella y se fueron a paso ligero. Si en el trabajo también se había ausentado, tendrían que hablar con algún familiar de la joven aunque ésta no se hablara con nadie de su familia. Eso si daban con algún miembro de la familia, que esa era otra.


Mientras iban en el coche, Vanesa llamó a comisaría para que sus compañeros buscaran algún teléfono de algún familiar de Carmen, además les pidió que buscaran si había alguna denuncia por desaparición. Imaginaba que no había ninguna denuncia puesto que de haberla habido, a esas alturas ya llevarían meses buscándola. Necesitaban agilizar la investigación. Cuando colgó la llamada, se dirigió a García para hablar con él.

-García…¿Estás pensando lo mismo que yo?

-¿Que Álvaro se ha podido cargar también a Carmen? Sí, lo pienso. Tiene razón la señora, Carmen no ha podido desaparecer así por así. Pero lo de que fuera castaña… no coincide con los gustos de Álvaro.

-Se debió de teñir el pelo. Tiene que ser rubia. 

-Sí, claro. Tienes razón. Será eso. Joder, como aparezca otro cuerpo…hostia puta. Se nos van a cargar en homicidios, Vanesa. 

-Lo sé, pero ya no es que se nos vayan a cargar los de arriba…es que si aparece otro cuerpo soy capaz de dimitir. 

-No me jodas Vanesa, el rapapolvo nos lo llevaremos juntos, a mi no me dejes solo en todo ésto. 

-García, es mucha presión la que tenemos. Y ya no por los de arriba, sino por nosotros mismos. Que aparezca otro cuerpo o no, depende de nosotros, de la rapidez con la que hacemos nuestro trabajo y de si somos eficaces. Y hasta ahora ya ves, tenemos muchas pistas pero el hijo de puta de Álvaro sigue desaparecido y haciendo de las suyas. 

-Yo presiento que estamos ya cerca de él. 

-Esperemos que así sea. Por cierto, para el coche que es aquí la dirección. Si quieres bajo yo a preguntar por Carmen,no es necesario que aparques bien el coche.

-Vale, te espero aquí.

Vanesa salió del coche de García corriendo, ya que se había puesto a llover. Lo que les faltaba…

La inspectora tardó diez minutos en volver al coche. Y nada más se metió, se quitó la chaqueta de cuero mientras se puso a hablar con su compañero.

-García…Estamos jodidos.

-¿Por? ¿Tampoco ha venido a trabajar?

-Su supervisora me ha dicho que Carmen dejó de trabajar hace dos meses. Que la estuvieron esperando unos días, llamándola también al teléfono pero nada, lo tenía apagado, así que nunca dio señales de vida. 

-Joder, joder…El cabrón de Álvaro se la ha cargado también - de repente el miedo se apoderó del policía.

-Tiene toda la pinta. Y si el cuerpo de Carmen no ha aparecido, sigo pensando que Álvaro tiene una vivienda donde se deja llevar por sus locuras más atroces. 

-¿Pero cómo se paga él una vivienda? Si apenas le llega con su paga y muchas veces le pide a su padre. No lo entiendo. 

-Igual alguien lo está cubriendo, o él hace favores a cambio de un alquiler…No sé. Es ahí donde tenemos que devanarnos los sesos, García. 

Malasaña I. (5° Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora