Capítulo 21

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Máximo.

Estamos esperando a Mia para la cena que organizo mi abuela. Pero no llega.

La hija de puta de Ariadna está pegada al teléfono intentando contactarse con ella. Pero no hay respuesta.

El desgraciado de mi padre ha mandado hombres a la empresa para que la busquen pero tampoco hay respuesta.

He dado la orden de que la localicen por medio del GPS pero ha sido desconectado.

Todo el mundo está alterado. Incluso Pierre la está buscando por las calles de Roma. Pero aún no hay noticias.

Si alguien se atreve a lastimar a los míos y los daña mientras yo estoy a cargo se arrepentirá.

Suelo sacrificar a los peones, pero estos hijos de puta están bajo mi cuidado.

Y creo que he llegado a la conclusión de que una maldita tormenta tiene lo que estoy buscando.

...

-¡Arriba!-le grito a la mujer que duerme plácidamente como un ángel. Un ángel de la muerte.- ¡Arriba!-vuelvo a gritar arrebatándole la cobija con la que se cubre.

-¡Que carajos te pasa!-me grita furiosa.- ¿Qué haces aquí?

-Levántate.-le ordeno y viene a regañadientes de rodillas hasta la parte inferior de la cama y baja colocando sus pies descalzos en el piso.

-¿Qué quieres?-está enojada porque arruine su sueño.

Sin embargo en casa de mis abuelos no han cerrado los ojos en toda la maldita noche.

-¿Dónde está Mía?

-¿Qué?-pregunta fingiendo no entender.

-No te hagas la tonta, Riccardi.

-¿Volvemos a eso?-se da cuenta de que la he vuelto a llamar por su apellido.

-Regrésame a Mía....-susurro usando un tomo frio esquivando su pregunta.

-¿Por qué haría eso?-está aceptando que ella la tiene.

-No te metas con los míos, Preciosa.-digo sujetándola de la mejilla.

-Y que te hace pensar a ti que puedes mandar a matar a mi padre y creer que no me voy a cobrar eso.-apresar de que tengo sujetado su mentón lo levanta mostrándo altivez.

-No juegues conmigo.

-¡No! ¡No te atrevas tú a querer jugar conmigo!

-¿Dónde la tienes?

-No lo sé. Yo solo di la orden.-se encoge de hombros como si no le importara lo que está pasando.- ¿Me levantaste solo para eso?-se suelta de mi agarre.- ¿Por qué no me contestas el teléfono?-frunce las cejar enojada.

-Solo llamaste una vez.-suelto sin importancia.

-¡Es más que suficiente!-dice alzando la voz.

-Tengo a mi familia sin dormir. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué le hiciste?

-¿Si? Mi familia y más de cien hombre tampoco pudieron dormir cuando mi padre sufrió el atentado.-brama a centímetros de mi rostro.-Solo dije que le hicieran lo mismo que le hicieron a papá.-tenso la mandíbula porque Mia nunca ha sido herida por una bala.

-No hagas que te corte la cabeza, Preciosa.-el tono que uso no es alto ni bajo. Es amenazante.

-No serias capaz.-dice girándose.-Por mucho que lo intentes no podrás sacarme de tu vida, porque no puedes vivir sin mí.-hace una pausa.-Quería que durmieras conmigo, por eso te llame.-su declaración me toma por sorpresa.-Y también que me cogieras.-intenta volver a la cama y la sujeto pegándola a mi cuerpo.

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