CAPÍTULO VI

48 15 29
                                    

           CAPÍTULO VI

Caminaban tranquilamente por los pasillos en dirección a la habitación.

—¿Lista? —preguntó Carmel cerrando la puerta

—¿La venda? —sonrió —eso creo

—Cerraré las ventanas, pronto anochecerá pero es mejor que no lastime sus ojos. Lo haré —comenzó a desatar

Una vez quitada la venda abrió con los ojos con lentitud, adaptándose poco a poco a la tenue luz.  Lo primero que vió fue sus manos y luego su ropa, llevaba un vestido marrón muy bonito.
Recorrió la habitación, era pequeña pero acogedora con algunos detalles brillantes. Giró hasta dar con una mujer mayor con algunas canas y una expresión de felicidad.

—Al fin puedo verte Carmel —se emocionó un poco y la abrazó

—Es un gusto señorita, ahora puede ver donde está y tiene unos ojos muy bonitos —sonrió

—Gracias. Aunque esto significa que ya no podré salir de aquí pero no importa. Quisiera dar un recorrido en algún momento —expresó alegremente

—Claro, pero el joven dijo que sea en algún momento que no esté

—Lo sé —arrugó un poco la nariz —tomaré un baño

—La ayudaré

—No, ya no es necesario. Solo traeme ropa

—¿Que color le gustaría? —

—Un morado oscuro estaría bien —asintió

—El baño, ahora puede apreciarlo —la guió —sientase cómoda mientras regreso

Se quitó la ropa y entró a la bañera con algunas flores, se sentía tan bien. Por lo que pudo observar tenía una arquitectura parecida a la antigua Grecia pero con símbolos desconocidos, suponía que eran del imperio.
Al terminar se quedó observando en un enorme espejo, no había adelgazado solo su rostro estaba un poco pálido pero no era sorpresa. Otra cosa llamó su atención, donde el duque había presionado  estaba rojizo y ardía. Se cubrió al escuchar la puerta y salió, Carmel tenía un hermoso vestido en sus manos.

—Creo que este le quedará muy bien, señorita

—Te lo agradezco, puedo hacerlo sola —sonrió

—Entonces le traeré su cena —se retiró

Se puso el vestido, era un poco diferente pero bonito. Lo único molesto era que no tenía mangas y cualquiera podría notar la marca en su brazo. Suspiró resignada

—Espero le guste la res del palacio —dijo Carmel entrando

—Me gusta, lo comí cuando el conde estuvo aquí

—Lo había olvid... —se detuvo observando su brazo —¿que le sucedió?

—Nada, me caí —desvió la mirada

—No puede engañarme, ¿lo hizo el duque? —frunció el ceño

—No —continuó mirándola —no creo que haya sido su intención, fue por el rumbo de la conversación, supongo que se molestó —comenzó a comer —¿porque no me acompañas?

—Ese niño —negó —disculpe señorita, volveré en un momento

Salió dejando a Luna un poco confundida

—¿Niño? ¿no era señor? Luego duque, joven y ahora niño. La confusión me matará antes que la enfermedad —suspiró y continuó comiendo

Terminó pero Carmel no regresaba, con un poco de duda abrió las ventanas sin poder ocultar una pequeña sonrisa. Sonrisa que se esfumó al ver lo había afuera, al parecer su habitación era la última y de la parte trasera de la casa. Lo único que podía ver era el oscuro bosque a una distancia.

EL LLAMADO DE LUNA [TERMINADA]Where stories live. Discover now