𝘍𝘪𝘳𝘦 𝘖𝘯 𝘍𝘪𝘳𝘦[En edición] ۞ Targaryen - Martell - Stark

Capítulo 18

    Por alguna razón del destino, Alysha caminaba sola por los pasillos vacíos del castillo, y ese día Cregan se había decidido a decirle que ella tenía más opciones, que no tenía que sufrir por Aemond, que lo tenía a él...

   Su largo y oscuro cabello le rodeaban la cintura haciendo una perfecta combinación con su piel tostada, siempre amó detenerse a mirar los pequeños detalles que la formaban, como los oyuelos que se formaban en sus mejillas al sonreír y el efecto de esta al achinarle los ojos, la manera en que su mirada se volvía mas seductora con esa doble fila de pestañas o como arrugaba la nariz para darle profundidad a sus enojos. Aly olía a jazmín y ese era el aroma favorito de Cregan desde que dejó de verla. Era una flor difícil de conseguir pero él siempre contaba con una en su habitación, oler su perfume le traía a la mente todos los recuerdos con su princesa... amaba recordarla, amaba todo de ella, amaba todo con ella.

   Aly lo saludó con una enorme sonrisa, como siempre lo hacía, tan bonita. Él empezó a caminar en su dirección con determinación, no podía perder la oportunidad, ella era la única razón por la que había hecho semejante viaje. La acorraló entre la pared y su cuerpo. Estaba nervioso, no todos los días te le declaras a la mujer que amas incondicionalmente.

  --Cregan, ¿qué sucede? ¿Qué haces?-- Le preguntó sin entender absolutamente nada. --Alguien puede venir y vernos, van a malint...--

  --No te preocupes por eso, al carajo los demás, mírame a mi, solo a mi.-- Ordenó poniendo las manos a sus costados para que no pueda irse. Aly no le hacía caso, miraba en todas las direcciones, como temiendo ser descubierta. Él podía sentir el latir desbocado de su corazón, se estaba arriesgando, lo estaba arriesgando todo por ella. --Aly, concéntrate en mi, mírame a los ojos.-- Susurró muy cerca de su boca, acto que la puso nerviosa e hizo que ella ponga las manos en su pecho para detener el avance. --Debes oírme, no digas nada y escúchame.-- Lo miró y esos ojos café lo hicieron perder valentía. --Te amo,-- Dijo nervioso. --te amo desde que era un niño y te amo siendo un hombre. Te adoro.-- Aly lo miraba de una manera que no quería tomar como falsa ilusión. --Intenté alejarme y darte tu espacio porque tu corazón no es mío pero no puedo, mi cuerpo, mi mente y mi alma te necesitan. ¿Qué nos pasó? El destino se empeñó en hacerme daño. Tenía todo un mundo para darte, aún lo guardo por si un día me eliges. Los dioses me ilusionaron y luego te quitaron de mi destino para cruelmente dejarte en mi camino. Intenté cambiar sus decretos divinos pero no puedo cuando tu alma vamina junto a la de otra persona. Tú no me miras, ignoras que tengo un corazón lleno de amor para darte...-- Suspiró mientras miraba sus labios. --Te amo tanto... Aly.-- Dijo con tristeza. --Dime qué debo hacer, soy tuyo.--

  --Cregan...-- Intentó vociferar, sus manos empezaron a subir por su pecho hasta acariciarle el cuello con ternura.

  --No soy él, nunca seré un príncipe, tampoco tengo modales, no soy bueno para la filosofía ni visto ropas tan finas como las suyas, no tengo un castillo para darte ni una corona extra para poner sobre tu cabeza, pero puedes ser la reina aquí... ya lo eres.-- Señaló su corazón. --Sé que piensas que es el único que puede llevarte al cielo, que es el único para ti y no existe otro capaz de hacerte sentir así porque estás enamorada, pero yo cree mi propio cielo para ti y es hermoso, cada estrella es un recuerdo a tu lado. Por favor, dame una oportunidad, yo puedo hacerte felíz. Mi corazón es un templo que te rinde culto. Tanto amor por ti está acabando conmigo.--

   Alysha acarició su mejilla y lo hizo temblar, era una caricia diferente. --No digas esas cosas.-- Respondió con dulzura, esa dulzura que tanto amaba ver en ella y que muy pocas veces dejaba salir.

  --Dime que me quieres y enfrentaría a todos por ti, dime que me vaya y no volveré a incomodarte, ¿me quieres?-- Preguntó lleno de esperanza.

  --Si.-- Respondió bajito, tratando de controlar su respiración y acercando su rostro al suyo.