Capítulo 9

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A su corta edad Alysha era el lugar seguro de varias personas, lo que significaba una carga en su espalda y un desequilibrio con quienes la rodeaban. Ahora que corría en auxilio de Cregan, era Aemond quien estaba expuesto al peligro.

Como si ella fuera un manto protector sobre los suyos, como si el su pequeño cuerpecito despleraga alas protectoras...

Aemond sabía que su prometida no estaría presente el día de su cumpleaños número trece y pese a que le gustaría compartir tal momento con ella, entendía que tenía una válida razón para no estar. Y lo que creyó un día más, se transformó en el que jamás olvidaría, aquel que lo marcaría para siempre.

--No me gusta salir de la Fortaleza durante la noche, es peligroso, Aegon. Mamá nos lo prohíbe. --

Su hermano mayor no pronunció palabra alguna, en cambio le regaló una sonrisa llena de picardía.

El cumpleañero presentía que la idea del príncipe rebelde era fatal, algo en su interior lo hacía sentirse arrepentido de haberlo seguido.

--Como hermano mayor, es mi deber darte la bienvenida al mundo de los hombres Targaryen, hoy comenzarás a ser uno.--

Aemond se detuvo a mitad del camino. --¿A dónde vamos?-- Preguntó con total desconfianza. El pequeño príncipe jamás confiaba en los planes de Aegon, pero esta vez todas sus alarmas estaban encendidas.

--Querido hermano, te llevo directo al paraíso, luego de esto, serás otro.-- Le palmeó el hombro. --Me lo agradecerás toda la vida, ya verás.--

Nada de lo que dijo era suficiente a oídos de su hermano, pero aun así lo siguió, volverse solo no era una opción... debió quedarse con su madre y Helaena.

En cuanto el príncipe entendió dónde estaban quiso volver, ya no imperaba si debía cruzar la peligrosa ciudad sólo, pero Aegon no lo dejaba irse. Lo llamó cobarde, niña, marica y llorón, exponiéndolo delante de todas las damas presentes, aquello avergonzó al crio y ya no puso resistencia alguna pese a que lo que mas deseaba era regresar con su madre.

Una mujer miraba al chico con ojos llenos de lujuria, cosa que le incomodó. Ella se acercó y le tomó la mano para llevarlo a una de las habitaciones.

--Aegon, no quiero hacer esto.-- Susurró suplicante.

--Deja de comportarte como un niño marica, ve con ella y hazte hombre de una vez, una hermosa mujer semi desnuda te desea, ve con ella, maricón.-- Respondió con molestia su hermano mientras buscaba una mesera que le traiga un poco de alcohol.

Una vez a solas con la mujer, Aemond se refugió en una de las esquinas de la habitación, jugando con sus dedos y en cuanto ella empezó a quitarse la ropa, él bajó la mirada para no verla, no quería estar ahí, no era correcto... no era justo.

La dama lo llevó hasta la cama y comenzó a acariciarlo y como una respuesta en automático, él se alejó. Ella era insistente, así que tomó una de sus pequeñas manos y la acercó hasta uno de sus pechos, haciendo que la toque, él la quitó inmediatamente pero la mujer volvió a colocarla sobre su cuerpo desnudo. La prostituta empezó a estimularlo, pero no lograba nada, así que utilizó su experiencia para hacer el trabajo.

Desnudarse fue una tortura para Aemond, no lo hacía delante de nadie, siquiera de su madre, se sentía vulnerado.

--Eres muy sensual con esa cicatriz, a las mujeres nos gustan los chicos malos.-- Sonrió y él desvió la mirada.

Podrían llamarlo dramático o suertudo, pero en el mundo de los hombres él estaba siendo todo un campeón. La idea perversa de que eso los hace pasar a la siguiente etapa como "todo un hombre" es ignorar sus capacidades y aptitudes para resumirlo a "ese" momento.

 𝘍𝘪𝘳𝘦 𝘖𝘯 𝘍𝘪𝘳𝘦[En edición] ۞ Targaryen - Martell - StarkWhere stories live. Discover now