Nükhet observo los baúles con una pequeña sonrisa, la valide le había enviado como regalo vestidos y telas, Mahidevran le había obsequiado joyas y Hatice le había dado dinero para subsistir.
Todo era perfecto para ella salvo una cosa, no era libre y mucho menos era feliz, extrañaba a su hijo y a su amado.
—¿Nükhet hatun verdad? - era una chica algo mayor que ella, Nükhet asintió — soy Nurhan hatun, seré tu criada, me envía la sultana Mahidevran - Nükhet asintió.
—Bienvenida Nurhan - hablo con tranquilidad, no confiaba en Mahidevran y menos en la valide o su hija, pero si quería alimentarse de ellas debía de fingir que era una santa paloma, sabia que Nurhan había llegado a ella para vigilarla. —No quiero ser indiscreta - Nurhan la miro —¿Que te paso en el rostro?
—Oh eso -tocó su rostro y le dio una pequeña sonrisa — La sultana Hürrem... - Nurhan explicó todo lo sucedido y Nükhet quiso reír.
Era obvio que fue utilizada por aquellas mujeres para hacer que odiara a Hürrem, pero no podía odiar a alguien que no conocía aún.
—Esto es divertido... te usaron Nurhan ¿No te molesta? - la joven bajo los vestidos que estaba acomodando. —te ibas a casar y a vivir una buena vida afuera de aqui, pero interrumpieron en tu boda y te mantuvieron escondida para este momento, es lamentable.
—¿Tengo opción? Tú también pasarás por esto.
—No Nurhan, no me usarán para toda la vida -sonrió y llevo un dulce a su boda —Yo haré mi propio camino - la mayor sonrió con entusiasmo, Nükhet era diferente de ellas.
Hürrem observo el harén con atención, esperaba ver finalmente a la joven que Süleyman había aceptado la noche anterior pero por arte de magia la joven había desaparecido.
Pasaron días hasta que Nükhet finalmente salió de sus aposentos, pero no para ver a Hürrem, fue llamada aquella noche para ir con el sultán.
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𝐔𝐧𝐚 𝐣𝐨𝐲𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨 | 𝐒𝐮𝐥𝐞𝐲𝐦𝐚𝐧 𝐈©
Historical FictionUn amor como el fuego, ardiente pero destinado a extinguirse. Dejo de ser la belleza de circasia a ser la sultana más poderosa. Aquella que hizo a todos temblar y pedir perdón de rodillas. Para el sultán Gaia era " una joya en el palacio" Y para otr...