Capítulo 30 |Madre sustituta.

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Luego de un parto complicado, Nükhet sultan se encerró durante dos semanas en sus aposentos sufriendo un terrible dolor en todo su cuerpo y alma

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Luego de un parto complicado, Nükhet sultan se encerró durante dos semanas en sus aposentos sufriendo un terrible dolor en todo su cuerpo y alma.

Sus enemigos se regocijaban en alegría al saber que el varón que había dado a luz estaba muerto.

Mientras que sus seres más amados sufrían junto con ella.

Mahşa y Zeki lograron quitar a las criadas de las puerta para poder ingresar junto a sus demás hermanos, querían estar al lado de su madre y querían consolarla.

—Madre - Iskender alzó las sábanas y se metió debajo de ellas para abrazar el cuerpo delgado de la mujer —Estamos aquí para ti.

—Salgan por favor - Aytaç rodeo la cama y subió al lado contrario de Iskender y imitio su acción.

—Sabemos que este es un momento complicado, pero queremos estar a tu lado - Zeki tomó su mano.

—Queremos apoyarte - Mahşa beso su frente —Ella te necesita.

Desde su pérdida la pequeña a quien Süleyman no se atrevía a ver, estaba sin nombre y sin alguien que la arropara por las noches.

Eso fue hasta que Hürrem vio como la joven quien siempre bromeaba con ella estaba en cama triste, tomó a la bebé en sus brazos y la lleno de calidez a espera de su madre enferma.

—Madre yo te daré fuerza  - Raziye se acercó y la abrazo — no estés triste.

—Mis niños - Nükhet esbozo una pequeña sonrisa, sus hijos eran lo único que ella amaba y por lo cual seguía soportando a Süleyman y a sus enemigos.

—Altezas -la voz de Hürrem en la puerta hizo que todos se levantaran y realizarán una reverencia hacía ella. —Nükhet.

—Hürrem  -la pelirroja ingreso con la bebé en brazos, se coloco al lado de Aytaç y le tendió a la pequeña a su madre —Mi niña...

La pequeña era físicamente idéntica a Nükhet, rubia, de ojos azules y de piel pálida, para su suerte no se parecía al criado.

—Es inquieta como tu - Nükhet sonrió y se acomodo para darle de su pecho— Pero parece ser la favorita de allah.

—Deberías de nombrarla tú...



—Deberías de nombrarla tú

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𝐔𝐧𝐚 𝐣𝐨𝐲𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨 | 𝐒𝐮𝐥𝐞𝐲𝐦𝐚𝐧 𝐈© Where stories live. Discover now