Capítulo 8.

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En el transcurso de la cena no ocurrió ningún percance más que unas ligeras miradas voraces y rápidas. Luego de cenar, todos se dirigieron al salón. El bullicio cada vez fue más propicio, todos estaban muy animados. La compañía de un buen champagne hizo que todos se sintieran relajados.
El único que sentía lo contrario era Kurt, estaba más ansioso. No lograba ubicar a Coral, luego de la cena, se marchó con una mujer y no la volvió a ver.
Se siente tan ansioso, estar rodeado de todas esas personas lo estaba agobiando. A su lado, se encuentra los padres de Coral, hablando de vaya saber qué. Les dirige una sonrisa, carraspea y agrega- Disculpen, iré a fumar afuera, necesito un poco de aire.

 
-Señor, lo acompaño. -agrega el padre de Coral.
-Por Dios, no hace falta molestarse. Además necesito hacer una llamada. Por favor, me disculpan. -Terminó de decir y huyó, antes de que volvieran a ofrecerle compañía.

Con pasos firmes, salió del salón. Pasó el ventanal y encendió un cigarro. Comenzó a observar la noche, afuera solo el sonido de los animalillos nocturnos se escuchaba. Cerró los ojos y tomó una calada profunda a su cigarro.

Necesito encontrar a Coral, pensó. Tan rápido ese pensamiento cruzó su mente, lo descartó. Seguir actuando de manera irresponsable podría cagar todo lo que había avanzado con Coral y no es lo que desea.

Tras un par de caladas a su cigarro, se lo terminó. Miró el oscuro cielo estrellado, con ojos codiciosos. Un reflejo de satisfacción se vislumbró en su pálido rostro.

Por encima de su hombro, unos pasos empezaron a resonar sobre el piso de mármol. A su lado, se situó Iván, quien fue compañero y es viejo amigo de trabajo de su padre. Kurt inclinó la cabeza y lo miró de reojo, ni siquiera se inmutó. Ese hombre tan entrometido, le desagradaba demasiado su presencia que incluso no pensaba prestarle atención. El hombre a su lado carraspeó, disgustado por la falta de delicadeza de Kurt.

–Kurt, qué agradable sorpresa verte aquí.-Dijo Iván, mientras sacaba una caja de cigarros de su bolsillo.- Estoy muy sorprendido de que tu padre te haya dejado al mando, ¿sabes?, así que ¡Felicidades!, enhorabuena. -Agregó mientras posaba un cigarro en sus labios y lo encendía.

Kurt, lo miró disgustado y contestó- Ahórrate tus estúpidas palabras, no me interesan tus felicitaciones falsas. No entiendo porqué sigues aquí.

Iván sonrió ante las palabras duras de Kurt y añadió entre carcajadas- Bueno, sabes que este es mi lugar. ¿A dónde piensas que iré si no es aquí?-Dijo de manera desafiante.-La verdad no entiendo cómo tu padre te permitió volver y aparte de eso, te dio su puesto. ¿Acaso tuvo algún tipo de epifanía o realmente enloqueció?.-concluyó Iván.

Kurt, sin soportar más de las palabras de Iván, decidió marcharse. No valía la pena enfrentarlo, siempre que lo enfrentaba el único que terminaba perdiendo era él. Nunca entenderá porqué su padre le tiene tanta confianza, a ojos suyos, solamente es un viejo psicópata repulsivo.

Al ingresar nuevamente al salón, una punzada le atiborró la cien. Ya no quería estar en ese lugar, se sentía cansado. Sin siquiera despedirse ni darle atención a nadie, se marchó del lugar. Los ojos que lo vieron irse quedaron desconcertados, por la cara de pocos amigos que tenía, nadie quiso entrometerse en su repentina salida.

En otra parte de la casa, se encontraba Coral con Sam. Tan pronto como salió de la pequeña habitación con el jefe de sus padres, no pudo calmar su corazón. Le latía tan rápido que podía sentir como la sangre que salía de allí llenaba sus arterias y empujaban su piel, queriendo escaparse del cuerpo. No podía pensar, se sentía como en otro mundo, no sentía que era ella. Cuando finalmente se acercaron hacia donde estaban sus padres, se escabulló con Sam. No quería que sus padres la miraran mucho en ese estado, se encontraba totalmente ida. 

-¡Wow!, tantas personas vinieron hoy.-Habló Sam, al ver a Carol tan ensimismada. -Pero lo que más me sorprendió fue al jefe de tus padres, ¡Qué hombre! ¿Por qué no me dijiste que era tan hermoso? Me hubiera vestido mejor.- Añadió Sam entre risas.

-....

-¡Coral!, ¿Te pasa algo?-Dijo Sam  mientras sacudía a Coral.- Coral la miró con los ojos bien abiertos y respondió.-Yo... n-no lo sé, ...me siento algo mal, mucha gente me está estresando.-Dijo mientras se deshacía del agarre de Sam.- Iré a dormir, avísales a mis padres, ¿sí?, Te quiero Sam.  

Sam desconcertada se quedó observándola, frunció su ceño pero no la siguió.

 Es verdad, tantos hombres letrados y aburridos, te agotan y mantener una etiqueta, ¡qué aburrido!, pensó Sam.

Corrió sobre las escaleras y se encerró en su habitación. Abrió su ventana y pudo respirar el aire fresco que ingresaba a su cuarto. La presión que sentía en su cuerpo no se le pasaba más. No quería que Sam se diera cuenta de algo. Es consiente de que lo que está haciendo es algo muy jugado, para ella y para él. Es hora de que empiece a jugar bien sus cartas, había conseguido atrapar a un hombre jodidamente guapo y se sentía muy nerviosa, ni siquiera sabe cómo lo hizo pero se siente en el aire que él está muy prendado. No sabía que estaba haciendo pero comenzaba a sentirse tan deleitada, la situación es algo de otra realidad. No podía frenar,  ese hombre realmente creaba un torbellino dentro de ella. Debe de pensar como continuar esto, sea lo que fuese eso. La tensión que se creaba al rededor cuando están justos es inverosímil. Nunca le pasó nada parecido. 

Se desvistió y observó su cuerpo desnudo frente al espejo, luego se dirigió a abrir el paso de agua en la ducha, y el agua comenzó a caer sobre ella. Cerró los ojos fuertemente y una sonrisa ladina emergió de su boca. 

Al día siguiente, Sam fue a despertarla como de costumbre. Al intentar abrir la puerta, ésta se encontraba con el seguro puesto. Extrañada, Sam comenzó a golpear la puerta.-Cori.-Decía en sincronía con los golpeteos es la puerta-Despierta niña, baja a desayunar.-

Coral,  entrelazada con sus sabanas y su cabello revuelto por toda la cama, se despierta sorprendida-¡VOY!-.Respondió en un grito, mientras se sentaba desnuda en su cama. Se levantó y tomó algo ligero para ponérselo. Abrió la puerta, no sin antes destrabarla, y le dio una enorme sonrisa a Sam.

-Buenos días, Sam. ¿Cómo dormiste?-Dice mientras toma del brazo a su nana y comienzan a caminar hacia las escaleras. 

-¿Y eso?, ¿esa felicidad de dónde provino?-Contestó Sam extrañada.

-Bueno Sam, siento que estas vacaciones serán las mejores.-Dijo con un brillo en sus ojos.

El desayuno trascurrió normal, sin percances. A Coral se le ocurrió salir a correr, pensó que correr seria bueno para el cuerpo, además le urgía salir de su casa. Estaba aburrida y cansada de permanecer allí todo el día, todos los días. Sam le preguntó si quería que la acompañe pero ella lo rechazó. No hace falta, voy a trotar al rededor del parque Romush, le dijo Coral a su nana. 

Se puso un top deportivo con un short de licra deportivo y unas zapatillas acorde a la situación y se marchó, no sin antes agarrar sus airpods y su celular. Puso a reproducir >Under Pressure - Queen, David Bowie< y comenzó a trotar por la calle. Los grandes arboles que rodeaban su vecindario le cubrían del radiante sol que sobresalía en el enorme cielo azul, hizo 3 calles abajo cuando divisó una enorme camioneta negra pasar a gran velocidad a su lado. Logró oír como frenaba, haciendo rechinar las ruedas en el pavimento. La camioneta comenzó a retroceder hasta la altura de Coral, y la ventanilla del conductor se deslizó hacia bajo, descubriendo un rostro muy apuesto. Coral con mucho miedo, había comenzado a correr hacia la vereda en todo ese alboroto, hasta que reconoció al hombre dentro de la camioneta y se quedó anonadada y aliviada.

-Hey, ¿a dónde vas?-Preguntó Kurt, con una sonrisa jodidamente sexy.

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** Bratty Princess **Where stories live. Discover now