Capítulo 1.

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Ella no creyó que sus vacaciones iban a ser tan aburridas, con ansias las esperó para que le den un duro golpe en la frente.
Sus padres le dijeron que este año no iban a ir de vacaciones, el cambio de jefe hizo que ajustaran su agenda mientras llegaba éste a tomar su lugar.

No le agradó nada a Coral saber esto, pero lamentablemente tuvo que aceptarlo sin reprochar.

-Sam, ¿tú qué quieres hacer hoy? -pregunta Coral, recostada sobre su cama mirando el techo.

Su nana, Samantha Pirsh o como le llama Coral, Sam, estuvo los 15 años al lado de ésta. Siempre fue una segunda madre para Coral, es su mejor amiga y acompañante, se la pasan el dia juntas.

Coral siempre fue una niña buena, jamás tuvo problemas con alguien, ni reportes en su instituto. Aunque es algo tímida, todo este tiempo que estuvo en el instituto solo logró hacer una amiga, la cual es tan tímida como ella.

-No lo sé, mi niña. ¿a ti qué te apetece hacer?-Me gustaría ir al parque, a por un helado.-Sonríe a Sam, con una sonrisa dulce.

-Pues así será, Cori. Cambiate y vayamos, apura que el helado nos espera. -dicta Sam, levantandose de su mecedora.

Con un ligero salto, desaparece de la cama.
Revolviendo su vestidor, decide escoger una pollera tableada, zapatos de vestir color chocolate y una blusa de tirantes.
Ya vestida, posa enfrente de su espejo. Sus ojos recorren su cuerpo, que a pesar de no ser dotada y no tener caderas anchas, se siente orgullo de si misma.
Siempre le gustaron sus pechos, que al no ser grandes, podía fácilmente pasar desapercibida cuando no usaba brasier.
Decide colocarse algo de maquillaje, no tanto ya que piensa solo ir al parque, no a un evento de trabajo, con los que siempre está obligada a ir con sus padres. Luego de colocarse perfume, recoge su móvil y va en busca de su nana.

La encuentra en la entrada, con apenas verla, se le hace una sonrisa.

-y bien, ¿cómo me veo?-pregunta con picardía.-¡bellísima! Tu siempre estás bella, Cori, sea lo que uses, a ti te queda esplendido. -contesta Sam, enganchando su brazo con Coral.-y bien, al parque será.

Luego de llegar al parque caminando, ya que hacía un magnifico día y no valía la pena desperdiciarlo tomando el coche, había dicho Coral.
Llegan a un camión de helado, Coral se acerca y con una deslumbrante sonrisa muy tierna, pide dos helados de chocolate, mucho chocolate.

Deciden sentarse en un banco, viendo a los niños divertirse en los juegos, Coral con añoranza ve como se divierten, cuanto daría ella para volver a esa edad tan magnífica. Recuerda que en las tardes de otoño, ella y Sam venían a jugar aquí, en este mismo parque, le encantaba jugar a las escondidas, y más cuando traían a Lolo, el perrito chihuahua de Coral.

Un destello azul hace que vuelva a la realidad, una pelota pasó volando enfrente de ella y detrás de ésta un perrito caniche blanco pasó casi volando detrás de la pelota. Sonrió apenas ver como de un salto agarraba con el hocico la pelota que rebotaba sobre la vereda.
Escucha la voz que supone que es el dueño, llamándolo por su nombre -Ryuk- Ryuk levanta las orejas, y masticando la pelota va corriendo hasta su dueño.

-¿Qué tal si la próxima vez traemos a Lolo?-interrumpe Sam con su mirada amable. -no lo sé, el ya se encuentra viejo y exhausto, se la pasa durmiendo, no creo que se divierta tanto como Ryuk. -murmura triste Coral. -¿Quién es Ryuk?.-El perrito blanco simpaticón, que estaba hace dos minutos masticando la pelota enfrente nuestro, Sam.

Después de dar un par de vueltas por el parque, deciden volver a casa. Apenas pasar por el umbral de la entrada, se encuentra con la mirada interrogativa de su madre. Le hecha un vistazo de pie a cabeza y nota que está vestida para para una fiesta de trabajo.
-oh, no. Noche de cena con sus aburridos compañeros.- piensa antes del reproche que se avecina.

** Bratty Princess **Donde viven las historias. Descúbrelo ahora