Capitulo 7.

66 1 0
                                    

—... No sé si estoy realmente dispuesta, pero, pero podría intentarlo, tal vez... —dijo en un susurro.

Kurt la observó por un momento, se habia puesto ansioso cuando respondió con un no al cabo de unos segundos pausados.  Respiró profundo y se dijo a si mismo que debía de aclarar su mente. Debía de comportarse tal como el profesional que es.

—Está bien, no te obligaré a nada que no quieras. Si te interesa, podemos vernos este miércoles a las cuatro de la tarde en mí oficina.

Coral miró fijamente el piso, con las mejillas muy rojas. Sintió que el ambiente cambiaba, algo los estaba envolviendo.

—Es-está bien.—contestó en un sigilo.

Kurt sopesó el asunto, no tenía planeado como actuaría de ahora en adelante, debía de ser precavido. Ella no es como una más de las tantas, ella no es una mujer al pie de la letra. Temía espantarla, debía de poder lograr complacer todos sus caprichos mutuamente. Tomaría todas las medidas necesarias para que su libido sea calmado con éxito, recorrerá cada rincón de ese pequeño cuerpo.

Se acercó a Coral, tomó un mechón de su cabellera, lo acercó hacia su nariz, cerró los ojos y sintió el exquisito olor que desprendía.

Tomó su menton con la otra mano y plasmó un beso en los labios rosados de la chiquilla.

Una explosión de cosquilleo recorrió a ambos. Kurt chupaba esos sabrosos labios como si fuera el último alimento que consumirá, lo hizo de una manera salvaje pero no brusca, mantenía el equilibro, no solamente quería devorar aquellos labios, sino que también quería saborearlo. Aún recordaba levente su sabor. Fue lento y preciso en todos los movimientos que hizo con su lengua, primero le lamió los labios y luego comenzo a succionarlos, intentando beber todo ese jugo imaginario que tenian esos labios. Luego buscó su lengua, aquella lengua tímida que solo estaba quieta en aquel lugar turbulento, cual intruso comenzó a escarbar.
Intentó animarla pero no lo logró, aquella lengua estaba tan tímida que solo se dejó ser profanada.

Coral se sentía totalmente impactada, cerró sus ojos y dejó que el hombre que tenía delante de ella hiciese lo que quisiera con sus labios.

Las respiraciones de ambos se agitaron en esa  habitación, de fondo se oía la música y el sonido de sus respiraciones chocandose. Se sentía tan abrumada, estaba muy nerviosa. No queria mover ningún músculo, se sentía tan inexperta que no quería liarla. Dejó que el besase lo que quisiera.

Kurt estiró su mano hacia la espalda de Coral y no pudo resistirse a meter la mano debajo de la blusa de la pequeña.
Acarició la suave espalda baja, sentía que debía de marcar esa zona con su nombre lo más rápido posible, no quería que ella cambiara de opinión.

Verdaderamente es un loco enfermo pero no podía contenerse ni retractarse.

Reprimió su fuerte deseo, sacó su mano de la espalda y se separó de Coral.
Apreció el rostro sonrojado, los labios hinchados de Coral y una ráfaga de deseo le volvió a recorrer por todo el cuerpo. Cerró los ojos y respiró profundo. -Cálmate, no seas una bestia.- se repredió mentalmente.

Coral no podía abrir sus ojos, sentía una emoción nueva en todo su cuerpo. No podía controlar su temblor, sus nervios y todas esas emociones nuevas que estaba sufriendo en carne propia, le estaban ganando el cuerpo. Se gritó a si misma que debía reaccionar, que abriera los ojos y vea aquel apuesto rostro, de ese hombre que parece el mismo Asmodeo en persona.

Se escucharon unas voces y pasos acercandose hacia ellos, ambos se miraron con sigilo, contuviendo la respiración. Él le hizo una seña en los labios, que no omitiera sonido alguno.

_Qué raro, ¿Dónde se habrá metido Coral?- se logró distinguir mientras los pasos comenzaban a alejarse de aquella habitación. Una vez alejados completamente, comenzaron a respirar calmados.

_Por dios, salgamos de aquí. No queremos que nos arruinen la diversión. ¿O si?- dijo Kurt mientras le sostenia del brazo, animandola a moverse. Coral lo miró directamente a los ojos y le entregó una sonrisa nerviosa. Todavía seguía pensando en todo lo que sucedió hace menos de 10 minutos. No sabe qué es lo que está haciendo pero no puede evitarlo. No consigue negarse, su cuerpo no quiere, pide más de ese sujeto.

De solo escuchar esa voz, esa manera de dirigirse hacia ella. De verlo, sentirlo, olerlo, no puede controlarse. Él tiene algo que le atrae demasiado, tanto que no sabe como pensar coherentemente. Casi la descubren, casi hace que todo se vaya al carajo.  No puede reaccionar normal, tiene tanta vergueza, miedo, nervios. Coral está en una situación bastante comprometedora como prometedora.
Ese pequeño cuerpecito sufre en silencio toda esa agonía interior.

Accede a ese pequeño estirón que le hace Kurt, salen rápidamente de esa habitación y se dirigen hacia el comedor.

Sus mentes están viajando en todo ese mar de pensamientos, emociones y sentimientos. Ninguno presta atención a lo que sucede alrededor. Están concienstes de su cercania, de que ambos están en el mismo lugar, para peor concentración.

Las voces del fondo cada vez se escuchan más cerca, esas conversaciones banales que tienen un significado nulo para ellos en ese momento.

Tantas personas cerca comienza a molestarle a Kurt.
Él quiere estar a solas con Coral, no puede dejar de pensar en que finamente consiguió algo tan grande y sofisticado. Tiene tanta excitación, anhelo, que siente que va a estallar.

Debo de mantener la puta calma, lo voy a joder todo. ¿Por qué carajos estoy tan descontrolado? No soy un jodido puberto de mierda, joder. Tranquilizate.- se reprocha Kurt, inspira y exhala varias veces profundamente para equilibrar su ser, que se ha puesto complemente alborotado. Hasta su sangre comenzó a arder.

Presta atención a su alrededor, enfrente se encuentra la niña caminando con la cabeza baja. La mira de pie a cabeza, ese vestido le queda tan bien, hace que se le cruce todo tipo de idea para sacarselo en mil situaciones distintas. Es tan esbelta, se la ve tan delicada.

Sus ojos se ponen completamente negros, sus pupilas completamente dilatas observan todos los moviendos que el cuerpo de la niña hace.

Al cabo de unos varios pasos más, se reunieron con todas las personas presentes en esa casa.

Caroline y el padre de Coral estaban de pié, con la mirada preocupada hablando con Sam. La madre de Carol los ve llegar, los tres se sorprendieron al ver a Kurt presente. Creyeron que ya no llegaría, él no es de atrasarse. Odia las cosas impuntuales.

_¡Oh, cielos! Señor Blintek, aquí estás. Qué alegría verlo. -Se acercó rápidamente Caroline para saludarlo con dos besos en la mejilla. A pocos segundos el padre de Carol también lo saludó con un fuerte apretón de manos.

_Hey, Señor Blintek. Me honra tenerlo en mi hogar. Bienvenidos seas, que gusto tenerlo aquí presente. -Añadió el padre, mientras le sonreía.

_Por favor, no agradezcan. Es más, yo debería de agradecerlos. Son parte de los mejores abogados que ha tenido el buffet, ustedes traen méritos honrables. No sé que haría sin ustedes y todas las cosas que han hecho y creado. -Contestó Kurt, devolviendo los saludos.

A lo lejos, Sam le dirigía miradas interrogantes a Carol. Ella estaba con la cabeza gacha y las mejillas sonrojadas. No omitió palabra alguna cuando se acercaron hacia ellos. Apenas se miraron, Carol se acercó rápidamente donde Sam. Dejando a sus padres con su jefe.




                             *****

Tamos ready













** Bratty Princess **Where stories live. Discover now