Capítulo 3.

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* Big Wolf: videollamada entrante *

Aparece el icono de aceptar o rechazar, Coral no muy segura, aceptó la llamada.
Detrás de la pantalla se visualiza un pectoral normal, un abdomen plano sin abdominales con una ligera linea de vello que se aleja por los pantalones de su pijama.
Sus brazos, no muy tonificados y su barba creciente.

—Hola, Bratty Princess. –habló la voz rasposa de el otro lado de la pantalla. —Me encanta ese pijama de gatitos, te sienta muy bien con esa piel blanquecina.

Sorprendida, quedó en silencio hasta que Big Wolf volvió a hablar.

—¿Acaso te tragaste la lengua?–susurra entonando una leve risilla.

—Yo no sé qué decir, me ha tomado desprevenida tu alago.–se animó a decir. Para Coral, ese alago la descolocó. Jamás le dijeron algo así. Ruborizada, le lanzó una sonrisa típica de ella. El hombre del otro lado de la pantalla, notó su voz muy melosa, aniñada más bien.
Le fascinó, le encantaba que mujeres adultas hablaran así. Le gustaba escuchar su voz ronca y rasposa demandar y que una voz aniñada aceptará sin chistar.

—vaya, ¡qué hermosa voz tienes!, y tu sonrisa ni hablar. –contestó devolviéndole la sonrisa. Coral suspiró, haciendo un pucherito de costumbre cuando se queda sin nada que decir.

Big wolf, volvió a recorrer la pantalla de su ordenador con su mirada, viendo cada detalle de la mujer atrás de la pantalla.
Sabe de ciencia cierta que debe de ser de contextura pequeña comparado con él, su piel se ve muy blanca, lo que deja ver ese pijama de gatitos. Sus labios rellenos y su sonrisa blanca que desprende inocencia.
¡Es un verdadero tesoro! Le gustaría ver más, pero duda que Bratty Princess acepte mostrar su rostro completo.

—Yo quisiera saber más del DD/LG.–interrumpe los pensamientos una voz tímida al otro lado.
Observa la pantalla y nota como mueve los dedos nerviosamente.
Se le escapa una sonrisa de costado, al ver aquel acto tan hermoso.

—Claro, a eso se debe la videollamada.–comenta acomodándose en su cama.—Es un tema muy extenso y no tan complicado. Si quieres, me podrías hacer preguntas las cuales te llama la atención, y yo con gusto te respondo sin omitir nada. Pero a cambio, me gustaría que me dejaras ver tu rostro.

Esas últimas palabras asustaron a Coral, haciendo que de un fuerte golpe apagara el ordenador. Le hizo sentir como si hubiera sido descubierta.

Escuchó ruidos en el pasillo, rápidamente dejó el aparato en el piso y se acomodó en su cama.
Escucha como abren lentamente la puerta, y cierra  los ojos fuertemente, tratando de calmar su respiración.

En el otro lado de su dormitorio, se encuentra Sam, tratando de observar de donde pudo venir ese ruido. Sabia que la niña no estaba durmiendo, pero no quiso molestarla. Lentamente cerró la puerta y se dirigió a su cuarto.

Al otro día, Coral estaba más pensativa que nunca. Aún tenía la voz de aquel hombre rondando en su mente. Se comportó tan infantil que al despertarse esa mañana, recogió el ordenador del suelo y lo guardó en una caja. 

Habían pasado días desde el suceso con su portátil, y la cena de sus padres. No volvió a saber nada más del nuevo jefe de sus padres ni de Big Wolf.

Ese día, a Coral le dieron ganas de comprarse ropa. Las clases se acercaban,  pero a pesar de que debía de llevar un uniforme aburrido, quería ropa nueva para impresionar, si es que llegaba a conseguir amigos nuevos. Había decidido que dejaría de estar en los rincones. Ya no se escondería más, pero tampoco se haría resaltar mucho.

** Bratty Princess **Où les histoires vivent. Découvrez maintenant