Capítulo 11

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Está bien, si quiero ser tu novia.
(Otras galaxias cobijan a la Luna)


Estaba hablando con Mada en el salón de clases cuando me llegó un mensaje de Samuel.

Sm: ¿Esta tarde me acompañas a un lugar?


Le respondí que si porque no tenía nada más que hacer y él se había portado muy bien conmigo desde hace un tiempo. Yo lo iba a ver a algunos de los partidos que se desarrollaban recientemente en el patio escolar y hasta me dedicó goles que los hicieron ganar.


—¿Y a donde irán?—Me preguntó Mada.


—No se, no me dijo.


—Esta tarde también quedé con Jordan—Me dijo eso y se puso totalmente colorada del nerviosismo.


—Uyyy alguien tiene una cita.


—Entonces ambas tenemos una cita hoy.


—Parece que si.


Entró el profesor de Matematicas y comenzamos las clases. Entre fórmulas y preguntas como:¿Desde cuándo la matemática se basa en letras y no en números? Creo que me quedé dormida en algún momento.


Después de que sonara el último timbre que avisaba que terminaba el día por hoy todos salimos del salón y yo me quedé abajo en el primer piso esperando a Samuel.


Unos segundos después él bajó y me dijo que lo siguiera, que necesitaba decirme algo. La verdad yo tenía una idea de lo que pasaría después.



Seguimos caminando y llegamos a un sitio no muy alejado de la escuela, era un pequeño barranco donde se divisaba el mar desde lo más alto.


El objetivo de Samuel era que hablásemos allí, pero yo no podía acercarme al barranco con él, porque justo en la orilla estaban sentados David y Alex, uno de sus amigos.


Samuel notó que me sentía incómoda y me preguntó que pasaba, yo solo le dije que me sentía mejor si hablábamos justo donde estábamos, en un parque que quedaba al frente.


—Lo menos que quiero es que estés incómoda—Me agarró de la mano y nos sentamos en uno de los asientos del parque—Lo importante es hablar contigo.


Lo sierto es que en todo este tiempo él me había demostrado ser una persona maravillosa e incluso me empezó a gustar hasta cierto punto.


—Pero ¿por qué no quisiste llegar a donde íbamos?


—¿Te acuerdas por qué te conté que quería llevar las cosas despacio?


—¿Es uno de esos chicos verdad?


Asentí para que supiera que no me sentía mal por él, sino por alguien externo a nuestra conversación.


Hace un tiempo en una de las conversaciones con Samuel quisimos ser lo más sinceros el uno con el otro, porque él acababa de salir de una relación la cual no resultó muy bien y yo le conté que me había enamorado de alguien con quien me hice muchas ilusiones y ya luego no pasó nada. Él lo entendió y hasta más después me demostró que quería hacerme sentir bien.


—Kamila, sé que dijimos que queríamos llevar esto a un paso suave para que todo salga bien. Pero la verdad yo ya no me resisto y por eso necesitaba hablar contigo hoy—En ese momento se puso serio y yo lo escuché con atención—Sabes que soy malísimo expresandome pero contigo vale la pena, siempre lo vale. ¿Quieres ser mi novia?



En ese momento sólo pensé en dos cosas:


1- Samuel, una persona que de verdad se merecía mi atención me estaba pidiendo ser su novia y me sentía muy cómoda con él.


2- Tenía a la persona que amo a menos de unos metros de distancia de nosotros, ahí sentado, ageno a nuestra conversación.


Entonces lo supe, supe que no tenía por qué quedarme sufriendo por alguien que ya tenía su vida resuelta y no quería nada conmigo más que entretenerse, supe que debía darle una oportunidad al chico que tenía al frente y además a mi misma.


—Está bien, si quiero ser tu novia.


A Samuel se le iluminaron los ojos, pero raramente en vez de besarme se acercó a mi y me abrazó, me abrazó muy fuerte.


—Nuestro primer beso no tiene que ser ni aquí, ni ahora, solo cuando tú estés lista.


Él sabía que para mi resultaría difícil besarlo en frente de David, y tuvo en cuenta eso antes de sus deseos. Es decir que pensó en mi antes que en si mismo.



Y eso quería yo, que al menos por una vez me escogieran como primera opción, que alguien quisiera quedarse para saber lo que yo le podía ofrecer.


Quizás Samuel sería ese clavo que sacaría David de mi mente... O tal vez no.

De la Luna a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora