Estrella de la mañana

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Lucifer estaba preocupado, no quería pensar mal de Miguel o Uriel. Quería verdaderamente creer que se trataba de un malentendido, que no era lo que pensaba. 

— ¿Lucifer? — Adán lo miró preocupado cuando volvió, Lilith también lo miró. Su ánimo tan brillante se vio opaco y parecía triste a pesar de que Lucifer era muy sonriente y feliz. 

Ambos se acercaron a él preocupados pero este los abrazó, temía que algo les pasara. 

— No pasa nada. — Dijo sin querer preocuparlos, pero era claro que algo no iba bien. Aún con la duda Lilith y Adán no lo presionaron y lo invitaron a quedarse mientras lo consolaban. 

Lucifer se quedó dormido en el pasto al lado de ellos. Mientras dormía Lilith y Adán no pudieron evitar preguntarse qué había pasado como para que alguien tan alegre como Lucifer terminará triste e infeliz. 

La forma en que los miró como si fuera la última vez, fue un tanto inquietante para ellos. Querían preguntar pero tampoco querían que se sintiera mal. 

— ¿Quizás si le preguntamos a otro ángel? — Sugirió Adán, quizás alguien más sabría sobre aquello. 

— ¿La guardiana de las puertas del Edén no es cercana a Lucifer? El siempre la menciona a ella y Miguel, quizás sepan como animarlo. — Sugirió Lilith, después de que lo pensaran un rato decidieron optar por eso. 

Mientras Lucifer dormía tranquilamente se acercaron a Uriel, por supuesto ella se sorprendió al verlos.

— Señorita Uriel, queríamos preguntarle algo. — Adán se acercó con cuidado a ella. 

— ¿Una pregunta? ¿Qué sucede? Si puedo responder lo haré. — Viendo que no los rechazo Lilith dio un paso al frente. 

— Estábamos preocupados por Lucifer, llegó al jardín llorando pero no nos dijo que le pasó. Ya que usted es cercana a él pensamos que podría saber qué pasó y quizás animarlo. — Uriel abrió los ojos sorprendida antes de literalmente salir volando para buscar a Lucifer. 

Era muy raro que Lucifer llore, generalmente son sólo unas cuantas lágrimas, ¿Qué pudo haber alterado a Lucifer tanto como para hacerlo llorar? 

Pero a pesar de que lo busco no lo encontró, extrañada fue a buscar a Lilith y Adán quienes estaban confundidos ya que habían dejado a Lucifer dormido en el jardín.

Por supuesto preocupada Uriel voló en busca de Miguel, pensó que Lucifer estaría con él ya que cada vez que estaba triste iba a su lado, pero cuando lo vio se preocupó más ya que no había ningún rastro de él.

— Hola Uriel, ¿Qué sucede? 

— Uhmm ¿Has visto a Lucifer? Adán y Lilith me dijeron que lo vieron llorando, pensé que estaría contigo pero no se donde esta. — Al escuchar eso Miguel frunció el ceño, ¿Lucifer llorando? La sola idea de que su precioso ángel estuviera llorando bastó para preocuparlo. 

Decidieron buscarlo y preguntarle a otros ángeles si es que lo habían visto pero todos negaron. Excepto uno. Gabriel lo miró un tanto distante, por supuesto no todos los ángeles se llevaban bien entre sí pero no es que se odiaban, solo algunos se llevaban mejor con otros y uno de ellos era Gabriel.

— ¿Lucifer? Si, está ocupado ayudando a Rafael. — Miguel frunció el ceño cuando dijo eso, no es que le molestara que otros ángeles pidieran favores a Lucifer, era el simple hecho de que a Rafael y Gabriel nunca les gustó que mantuvieran ignorante a Lucifer con respecto a los asuntos del cielo. 

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora