Apuestas

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Astucia, una cualidad que no todos poseen pero que es muy necesaria en el infierno. En este mundo donde tienes que ser astuto es mejor estar del lado correcto que del lado perdedor.

Husk sabe que perder su alma en una apuesta fue terrible pero de algún modo no fue tan malo. Entre un príncipe del infierno y un demonio loco él prefería quedarse con el más sensato.

— No lo menciones. — Velvette lo miró con cuidado, su expresión fría por un breve momento y eran esos momentos donde no discutían. — Has tenido suerte, pero no menciones a Alastor nunca, no frente a Ivan… — Husk no puede evitar hacer una mueca.

La demonio frente a él, ha ganado un poder significativo y aún más peligroso, es la única pecadora que es completamente cercana al príncipe del infierno. Ella lo sabe muy bien.

— Alastor es una molestia para nosotros, entre menos sepas mejor. Como dije has tenido suerte, cualquier otro te hubiera tratado no mejor que la mierda en el piso. — Husk sabía que tenía razón y eso lo enojaba.

Admitía que no conocía a Ivan Morningstar, solo sabe que es influyente en el infierno y esa palabra le queda corta. Monopolizó la mayoría de medios de entretenimiento en el infierno, incluso las casas de apuestas.

— ¿Qué es lo que quiere? — Husk le pregunta y Velvette lo mira con cuidado.

— ¿De ti? Por ahora no mucho. — Un suspiro salió de Husk, no puede evitar verlo como alguien más joven a él, aunque sepa que Ivan a vivido muchos años más que el.

Tiene una expresión calmada pero para Husk no pasa desapercibido esos ojos, unos ojos muy vividos que parecieran saberlo todo, es espeluznante de algún modo pero… sabe que hay peores seres que Ivan.

Ivan le dio libertades y no le quitó nada de su poder, simplemente le dijo que debería dejar de apostar tanto o de lo contrario tendrían problemas. Más allá de eso ha podido hacer lo que quería, casi… casi se sentía como si no le hubiera dado su alma.

— Ivan es el lado ganador. — Velvette le dijo con una sonrisa engreída mientras se ponía lentes negros. — Por eso no lamento hacer un trato con él. Si dejaras de ser tan gruñón lo entenderías, entenderías que Ivan te protegerá por que ahora estás bajo su protección.

Husk no lo quiso creer, no hasta aquel incidente en el exterminio, no sólo eso lo curó.

No cuestionó más de lo debido, por eso mismo pidió verlo. Ivan tenía un rostro calmado mientras terminaba de leer algunos documentos.

— Husk, dime que necesitas. — Husk lo miró y suspiró.

— Aquel día mencionaste algo extraño de aquel chico. — Ivan se detuvo y lo miró al final.

— Supongo, ¿Cuál es el problema? — Husk guardó silencio ante la mirada inquisitiva de Ivan. — ¿Por qué te importa?

— No es que lo haga.

— No me mientas, literalmente no puedes mentirme. — Ivan suspiró mientras se levantaba. — ¿Hay algo que necesites? — Ivan se sentó al borde del escritorio y con los brazos cruzados.

Husk lo miró un momento golpeando con el bastón en sus manos el suelo.

— Ese chico, creo que necesita ayuda. — Dijo finalmente, no logró mirar a Ivan al rostro pero podía sentir que sonreía.

— Vaya… eso ya lo sé. — Husk giró el rostro con brusquedad para mirarlo. — No me mires así, escucha… sé que Ángel quiere ayuda, pero mientras no sea capaz de pedirlo realmente no puedo ayudarlo, no puedo ir simplemente llevármelo, Valentino es un imbécil pero incluso él sabe que yo no puedo hacer eso, si lo hiciera él se quejaría con los demás Overlords que cuestionaran mis acciones. Todo el orden se basa en confianza, y sé que él no dejaría de quejarse hasta que me hiciera responsable. Hubiera sido más fácil si hubiera sido muchos años antes. — Ivan volvió a sentarse en su asiento.

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora