Pasado y presente.

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Ivan tocó con cuidado las orejas de Alastor solo por mera curiosidad. Eran muy suaves lo cual fue sorprendente ya que no esperaba eso.

Inesperadamente sintió como su muñeca era apretada con fuerza para ver que Alastor se despertó. Ivan sonrió porque no se arrepentía.

— ¿Qué haces? 

— Buenos días a ti también. — Ivan se rió suavemente. 

— Vaya sigues aquí, cualquiera pensaría que tú te hubieras ido. — Ivan sintió eso como un insulto. 

— En serio aún te molesta eso, ¿Verdad? — Dijo con calma sentándose en la cama. Podía sentir la mirada de Alastor encima suyo. 

— ¿Qué se supone que harás hoy? — preguntó e Ivan se giró para mirarlo mientras se colocaba la camisa. 

— Tengo asuntos con el cielo, tengo que comprar regalos para Velvette y algunos asuntos más. — Alastor hizo una mueca lo cual fue bastante divertido. — ¿Y tú? ¿A quien matarás hoy? 

— Algunas buenas masacres estarían bien para variar. — Ivan movió su mano ayudando a vestir a Alastor completamente. 

— Bueno. — Ivan tomó la mano de Alastor y la besó. — Espero tengas un buen día. — Dijo abriendo un portal. Alastor se levantó con una sonrisa y salió por el. 

Cuando se fue Ivan se dejó caer en la cama mientras maldecía internamente toda su estupidez. 

Esto definitivamente no era arreglar las cosas como le prometió a su padre. 

Después de un rato tuvo que salir, por supuesto al primero que encontró fue Stolas, literalmente aún vivían juntos. 

— Buenos días. — Dijo dejando sus lentes de lado junto con su libro. — Parece que has tenido una noche entretenida. 

Ivan maldijo en voz alta, sabía que Stolas se daría cuenta, el no era ningún idiota y se conocían lo suficiente. 

— Si, algo así. ¿Octavia? — Stolas se rió mientras empezaban a comer.

— No me cambies de tema, pero bueno, Vía dijo que quería presentarnos a alguien. Sé que tienes un día ocupado pero esperaba que pudieras mover un poco tu trabajo. — Stolas apoyó su mano con cuidado en la mesa. 

— Bueno, puedo ir a la reunión con la embajada del cielo y con Velvette-

— Ya le envié muchos regalos de tu parte, está contenta así que eso te da tiempo, ¿No? — Ivan sonrió de lado. 

— Para nuestra princesa siempre tengo tiempo. — Ambos desayunaron, sabían que Velvette dormía hasta tarde. — Con respecto al local.

— Ya se están arreglando con nuevas especificaciones. 

— Bueno entonces será mejor que me de prisa.

— Hay un auto esperándote. — Ivan se detuvo a mirarlo a Stolas quien sonreía, era bueno, demasiado bueno organizando. 

— Cásate conmigo. — Bromeo Ivan un poco.

— Descuida lo programe para la próxima semana. — Ambos se miraron antes de reír. 

Ivan dio un suspiro antes de tomar su celular, sonrió de lado al ver las redes sociales de Velvette haciendo ver que estaba peor de lo que en realidad estaba. 

Cuando llegaron él se bajó del auto, dio un suspiro para lo que venía. 

A hecho esto con su padre un par de veces, Adán era sin duda un imbécil en toda la extensión de la palabra.  

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora