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Naruto caminaba tranquilamente por las bulliciosas calles de Chicago mientras que comía un hotdog. Ya casi se cumplía el lapso de tiempo que Hades le dio, aunque eso no le preocupo mucho, y solo siguió comiendo tranquilamente su hotdog.

El se encontraba frente a un gran edificio donde se suponía que estába su objetivo. Un semidios que aparecer había hecho enojar mucho al vengativo Dios griego.
Mientras masticaba el último bocado de su hotdog, Naruto levantó la vista hacia el imponente edificio que se alzaba frente a él. La fachada de cristal y acero reflejaba el cielo azul y las nubes que pasaban, un marcado contraste con la misión sombría que tenía por delante.

Pasó de largo perdiéndose con la gente mientras qué examinaba por última vez el lugar, suspiró algo abatido al notar una gran cantidad de matones disfrazados de civiles y trabajadores. El objetivo sabía que venían por él y eso solo complicaría las cosas.

Según la poca información que logró adquirir, la oficina de su objetivo estaba en el centro de el edificio para evitar se atacado por un francotirador, además de que había sido adaptada para evitar el uso de magia, ya sea para entrar o salir.
Claramente él tipo estaba muy preparado para evitar el castigo del díos griego.

Naruto se mezcló con la multitud, su mirada aguda captando cada detalle. Los “civiles” disfrazados no eran más que peones, simples piezas desechables que se podían remplazar. Con cada paso, evaluaba sus opciones, sabiendo que la confrontación directa era lo que su adversario esperaba.

Un disparo se escuchó en todo el lugar alertando a todos los matones que voltearon a ver a la entrada y vieron caer a uno de sus compañeros, y a un chico con subfusil en su única mano y con una AK-74 en su espalda.
Sin darles tiempo para reaccionar Naruto disparo varias veces sus arma matando a la mayoría de los hombres y haciendo que los verdaderos civiles corrieran del lugar que en pocos segundos se volvió en un tiroteo.

El eco del tiroteo resonaba en los oídos de Naruto mientras la adrenalina fluía por sus venas. No había tiempo para dudar; cada movimiento debía ser preciso y letal. Los matones caían uno tras otro, incapaces de igualar la velocidad y precisión del mercenario entrenado para la guerra.

La sangre y el caos se apoderaron del vestíbulo mientras Naruto avanzaba con determinación. Los cuerpos de los matones yacían dispersos, un recordatorio sombrío de la violencia desatada. Naruto sabía que cada segundo contaba; Hades no era conocido por su paciencia o su perdón.

Los civiles, presas del pánico, se dispersaron en todas direcciones, buscando refugio de la violencia repentina.

El rubio se escondió detrás de un muro para cambiar de arma, cuando las balas de le acabaron. Al escuchar los pasos acercarse salió rápididamente de su escondite y empezó a disparar sin fallar un solo tiro.

Al ver la matanza que el mismo ocasionó en tan poco tiempo solo suspiró, subió a un ascensor, y apretó el botón que para ir al último piso.

Él solo se quedó pensando en porque Hades lo mando a hacer un trabajo que normalmente le dejaba a sus lacayos de bajo nivel, era un trabajo tan fácil que incluso él más estúpido de sus hijos meztisos podría hacer.

El solo salió de sus pensamientos al notar que el ascensor se detuvo sin que el lo hiciera, desvío la mirada a las puertas que se abrieron y con asombro vio como un gran minotauro se hacercaba a él corriendo con vehemencia.

El rubio desesperadamente apretó el botón para que el elevador se moviera pero al ver que no tuvo respueta empezó a disparar al minotauro que ni siquiera se inmutó por las balas que penetraron su gruesa piel y solo tacleo al rubio qué quedó incrustados en las paredes gruesas del ascensor que se sacudió un poco.

שד צלליםWhere stories live. Discover now