parte 9: Me quedo contigo

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Eres especial para mí - dije mientras se cerraba la puerta.

Ese sentimiento en mi corazón me decía: quédate, quédate, no lo sueltes. Pero llevamos solo unos días juntos y no sé nada de él: sus gustos musicales, comida favorita, su animal preferido o por qué terminó en este lugar, al igual que yo. Entre más lo veo y lo escucho, más quiero saber de él.

DIARIO

porque no recuerdo nada de Connor o porque no siento la misma conexión con este extraño y no con el que me prometió rescatarme y no lo hizo dónde estás o todavía te seguiré esperando no yo quiero seguir con el siguiente capitulo ya no puedo con esta intriga de saber mas o que pasa en el siguiente parte de mi vida.

Escapemos juntos dije acariciándole sus mejillas.

Ray: pero como saldremos juntos si yo te estoy liberando, además ya te explique que soy un pájaro prisionero, yo no puedo salir de aquí- sus ojos brillaban.

Amelia: saldremos yo soy tu salida, me quedaré por más tiempo nadie merece estar encerrado solo porque tiene miedo a fracasar.

Ray: un pasado muy triste y oscuro.

regresamos a nuestras habitaciones (prisiones).

Amelia: una brisa helada, pero fresca a la vez, entra por mi ventana y comienza a gotear poco a poco. Se escucha cómo caen las gotas en el tejado, es música para mis oídos. Escuché una voz proveniente de mi interior, no puede ser, ¿regresaste?- respondió la voz: Claro, nunca te he dejado sola, siempre estoy contigo, somos una sola, como la sinfonía de las gotas que escurren por los bellos prados. Me senté junto a la única ventana que tenía, mi luz miró al horizonte, lo bello de los jardines, mientras escribía en mi diario cada aventura y suceso que vivía.

Esa noche me quedé despierta toda la noche. Era un viernes y todos los viernes me visitaba el doctor, pero esa noche el doctor loco no se asomó por ningún lado. Amelia: no sé si es que se le olvidó o es porque está lloviendo muy fuerte, pero tengo tiempo para darle una visita a mi nuevo amigo Ray.

Bajé de nuevo por el pasillo para llegar al cuarto 13. Me sentía como si estuviera en una misión donde yo era la protagonista y el premio era conocer más de él. Allí estaba Ray, sentado en su cama, leyendo libros de su vida personal. No quería interrumpirlo, se veía feliz y cómodo, así que decidí marcharme lo antes posible.

Ray: ¡Amelia! -dijo con voz dulce- ¿A dónde vas? Acabas de llegar, ¿no crees que es de mala educación no saludar? Pasa -me dijo con la mirada.

Amelia: Regresé con mucha pena. Lo siento por no saludarte, pero te vi ocupado leyendo y no quería ser una distracción.

Para nada lo eres, te estaba esperando mientras me miraba con sus ojos brillantes.

Para nada lo eres, te estaba esperando mientras me miraba con sus ojos brillantes

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Me senté en el suelo porque claramente no tenía el valor de sentarme a su lado. Observé que en su habitación había dos pinturas con marcos preciosos. "¿Te gustan?" me dijo Ray. "Claro," le respondí. "Uno de mis pasatiempos es pintar," me dijo Ray mientras ordenaba sus libros. "Amelia, mi pasatiempo es observarlos y apreciar el arte de otros, como si fuera lo último que quisiera ver antes de morir."

Pasamos un tiempo de calidad. En ese momento, mi mente estaba en otro universo. Todo lo que estaba pasando a mi alrededor se había desvanecido, como la niebla que se esfuma con todos los recuerdos malos. De repente, él me preguntó: "¿Por qué estás aquí, Amelia, y por qué llorabas aquella noche?" Me quedé helada y recordé todo. Quizás él preguntaba para conocer más de mí, pero yo salí rápidamente de su habitación porque sentía que tenía que escapar y alejarme de esos sentimientos que sentía en mi pecho. Una ansiedad se apoderaba de mí cada vez más.

"Amelia, perdón, no era mi intención asustarte. No corras," salió corriendo detrás. "Amelia, no corras. Nos descubrirán y no nos volveremos a ver si nos atrapan." Ray

Área del consultorio principal

Llegué a ese punto y caí desmayada. Solo lo último que vi, mientras mis ojos miraban cada vez más borroso, fue la silueta de Ray.

Me cargó en sus brazos, mientras su piel se desmantelaba con cada esfuerzo que hacía conmigo. "Para que no lo descubrieran, abrió una puerta. Era un atajo secreto que llevaba a dar a mi habitación. Él me sostuvo con mucho cariño. Solo me decía: 'Resiste, no me dejes', entre lágrimas. 'Desde que llegaste, he sonreído más, solo por tus hermosas historias y la calidad de tus hermosos ojos. No te vayas. Si te vas, yo moriré sin paz, y tú eres mi llave a mi libertad. Eres la pieza faltante para abrir mi corazón enfermo.'"

Ray: Estaba enfermo y no podía hacer muchas fuerzas. Si no, su cuerpo se entumecía y se cansaba rápido. Pero él me cargó por mucho tiempo, incluso me acostó con mucho cuidado, me dio un beso en mi frente  y se marchó lo más rápido posible con su cuerpo totalmente cansado.

El doctor llegó y me dio unos medicamentos para mi presunto desmayo.

"Cayó en un sueño profundo. Tenía que descansar," El doctor gritó mientras nos llevaba a la unidad de cuidados intensivos. Era un espacio designado para pacientes especiales que requerían cuidados intensivos en situaciones de crisis o emergencias de salud mental. En este momento, ambos estábamos luchando por nuestras vidas, no físicamente, sino porque sabíamos por qué habíamos terminado en ese lugar y cuál sería nuestro destino...

Teníamos que irnos de ahí

El psiquiatra preguntó por qué estos dos se desmayaron al mismo tiempo. "¿Qué pasó? Hagan todo lo posible para estabilizarlos. No los dejen morir. Ellos dos son muy importantes para mi descubrimiento. No importa si le quitamos los órganos a otros pacientes, ellos no pueden morir," gritaba. A los dos nos querían por nuestras mentes brillantes, y no porque éramos importantes para ellos. Solo somos unos simples experimentos, sus conejillos de india. somos Las piezas faltantes para el experimento del psiquiatra loco eran compatibles con nuestros cuerpos y poseían el poder de abrir un portal a otra dimensión.

Desperté al lado de Ray.

Estaba llena de aparatos en mi cuerpo y Ray estaba con una sonda de oxígeno y muchos químicos. Corrí hacia él y lo abracé.

EL DIARIO DE AMELIAWhere stories live. Discover now