Acepta el cambio/KomaHina

Capítulo 2

No sabía por qué, pero esa chica llamaba mi atención, y la de todo aquel a mi alrededor.

La conocía, definitivamente la conocía. Era la súper fashionista de preparatoria, Junko Enoshima.

Parpadeé varias veces sin dar crédito a lo que veían mis ojos. Junko Enoshima. Quería hablar con alguien como ella, alguien con un súper talento, pero mis instintos me decían que mantenerme alejado de ella era una mejor opción.

Abandoné mi mesa, y mientras abandonaba la cafetería, podía sentir sus ojos claros encima de mi. Un viento gélido rozó mi nuca. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. ¿Por qué alguien con ése súper talento daba tanta grima? ¿Por qué ella y no yo? Quiero un talento. Un talento. Un talento. Un talento. Un talento. Un talento.

Durante varios días más me seguí encontrando a Junko Enoshima ahí por donde iba, acompañada de una chica de pelo castaño y pecas, con los músculos muy desarrollados. Hablaban y reían. Bueno, en realidad, la única que reía era Junko Enoshima.

Un lunes, al salir de clases, Junko Enoshima estaba delante de la puerta de mi clase, haciendo un remolino en su pelo mientras miraba al suelo.

Me miró. Me miró de la forma más seductora posible. Entonces se acercó a mi.

- ¿Hajime Hinata?

- S...¡sí!

- Llevo días observándote.

¿Por qué alguien como ella me miraba con tanta curiosidad? Me estremecí.

Quería huir de allí, pero mis piernas no respondían.

- Que mono.- Dijo Junko Enoshima con una sonrisa de oreja a oreja.

Eso me puso realmente incomodo. Su sola presencia ya imponía, pero el tenerla a escasos metros imponía más.

Con mi sexto sentido alerta, eché a correr.

Junko Enoshima sabía mi nombre. Le parecía mono. ¿Por qué mi corazón late tan rápido?

Por la noche, mientras leía un libro, llamaron a mi puerta. Era Junko Enoshima. ¿Qué hacía ella en el piso de los dormitorios de los estudiantes de reserva? No, mejor dicho, ¿qué hacía Junko Enoshima en la puerta de mi habitación?

Cerré la puerta de golpe. Bueno, lo intenté, pero Junko Enoshima puso el pie en medio.
- Oye, no tengo todo el tiempo del mundo Hinata, así que déjame ir al grano.- Dijo mientras cerraba la puerta de mi habitación detrás de ella.
- ¿Qué es lo que quieres?- Pregunté, con todos mis sentidos alerta.
- Te quiero a ti. Por lo que dicen, quieres un talento, y yo puedo darte uno.
- ¿Qué?-No me creía eso.
- Con la ayuda del director y el resto de profesores, claro. Y junto al súper neurólogo. Podemos darte un gran talento, Hinata. Un talento que me gane. Un talento que gane a la desesperación. Un talento brillante, upupupupu.
- ¿Un talento… que gane a la desesperación?
- SÍ. Un talento que me gane a mi, a la brillante Junko Enoshima. La cosa es, ¿quieres el talento o no?
Mi cabeza me decía que no debía aceptar el trato, que eso sólo iba a causarme dolor, pero mi corazón me decía que sí.
- Sí quiero. Dame el mejor talento. Dame un talento que pueda vencer a la desesperación.
- Estupendo.-Sonrió.- Ve mañana al edificio de Ciencias, necesitamos hacerte pruebas antes tu gran cambio.