Capitulo 17

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-¿Nos ha rechazado? Genial.

A Vienna casi se le cayó el teléfono y tuvo que hacer malabares para no soltar el volante mientras tomaba su salida y se incorporaba a la Taconic State en sentido norte.

-Ha dicho algo sobre un plazo -explicó Darryl Kent. Parecía confuso.

-Obviamente ha habido un malentendido -dijo Vienna.

¿Qué más podía ir mal?

-¿Así que siguen negociando?

-Sí, solo es una táctica para ganar tiempo. Lo arreglaré.

-Si va en serio, van a vender por una miseria -apuntó Darryl secamente-. La única razón de que no hayan tenido que declarase en bancarrota es porque Lynden tenía a los banqueros bajo control.

-Estaba a punto de casarse con la hija de un multimillonario. Ahora que ya no es posible, tienen que sacar el dinero de otro lado -murmuró Vienna, que empezaba a impacientarse porque los coches avanzaban a paso de tortuga, y se cambió de carril. Había salido de Nueva York más tarde de lo que tenía previsto. Para cuando llegara a Penwraithe sería la una de la mañana.

-Mason puede vacilarnos todo lo que quiera, pero los bancos están de nuestro lado -aseguró Darryl.

-¿Has llegado a alguna parte con Josh Soifer? -quiso saber Vienna, mientras leía las pegatinas que había en la parte de atrás de la camioneta que llevaba delante. Soy provida, junto a Dispara primero y Dios hará el resto.

-Al final se rendirán -afirmó Darryl, con la certeza de su modo lógico de encarar el mundo-. Soifer cree que Mason está retrasando lo inevitable, porque aún tiene que hacerse a la idea de la muerte de Lynden.

Vienna soltó un bufido. Ya se había hartado de ser tan considerada con los sentimientos de Mason. Aquella mujer la había amenazado con una arma, por amor de Dios, y encima creía que podía hacerle chantaje para someterla a un humillante canje sexual. Ahora estaba enfadada porque la había ido a ver la policía. Vienna no sabía por qué le importaba tanto. Al fin y al cabo su padre ya no estaba vivo y no tendría que afrontar ningún cargo aunque al final se probara que había sido él. Declinar formalmente la oferta de los Blake era jugársela mucho. Todo o nada. ¿De verdad creía Mason que subirían las apuestas? Debía de saber que Vienna tenía todos los ases en la mano. ¿A qué diantres jugaba?

-Llámale, ofrécele un millón más y que sepa que es nuestra última oferta -le instruyó Vienna-. Saben lo que tienen que perder. Si nos retiramos e intervienen los bancos, se quedarán sin nada.

-Lo llamaré a casa.

-Recuérdale que tengo un bonito despacho con su nombre en la puerta.

-No encargues la placa todavía -recomendó Darryl con sequedad-. Está colgado de esa familia.

-Jesús, ¿qué les dan?

-Será masoquismo -sugirió Darryl.

-De verdad que no lo entiendo.

Vienna había intentado tentar a Josh Soifer con un puesto en Industrias Blake desde que Lynden se había puesto al frente de su empresa. Soifer tenía demasiado talento y cualificación para perder el tiempo trabajando para los Cavender y Vienna no quería molestarse liquidando los bienes de Corporación Cavender por si misma. Soifer lo sabía todo del negocio, así que Vienna quería dejar en sus manos su eliminación. Le había presentado una oferta que ningún ejecutivo con dos dedos de frente rechazaría.

-No te voy a repetir dónde me dijo que me metiera la prima por firmar -replicó Darryl-. Y eso fue después de que la dobláramos.

-¿Qué coño quiere?

El jardín oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora