Albrotamiento - Lucas Carrizo Giudice

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Ronco y me levanto.


El clac de una mueca resucitando mientras me observo en el infierno.


Obnubilación inesperada

y así como aparece

se desvanece

el fuego,

el juego matadero.


Queda el Alba

con su cara de serenidad

tras la claraboya.


Pasan tres segundos

y el sosiego se ve interrumpido

por el ventilador

que maltrata mi visión,

tan bajo y machacador

con sus ráfagas luctuosas.


3.

Y allá, más arriba,

veo los imanes

de lágrimas de Alba.


Alba temerosa, tras las rejas,

encadenada al vidrio

y sin rumbo.


Alba pudorosa,

criatura taciturna

que no puede ser.


Y allá, a lo lejos,

la cúpula que me clava el aguijón

con el extracto de pena y sudor

que chorrea.


Debajo los focos están,

con su energía que me consume;

que fluye la flema

putrefacta

y cae,

que silba la bilis

violenta

en mi estado benigno.

2.

Me decido a alcanzar

los rayos albinos.

Salto con ahínco

y polinizo de repente

la fiebre del ventiluz.

Así siento

la caída al vacío,

a tu navío,

donde caigo envuelto en parra.

Fenezco en el asfalto gris

y ya soy mil pedazos maníacos.

Mil pedazos de pensamiento atroz.

Mil y un pedazos

porque me agregué un arroz

al no saber qué hacer.

Y escucho el grito de los grillos con tanta virulencia que cuando siento el aturdimiento desaparezco.

Y sólo pienso:


¿Me tiro al río o me tiro al blanco?

O me rio, como último recurso.

O es el rio al viento

mientras me vienta el blanco,

y me blanquea el rio

los pelos al viento.


Porque es esoo aquello.

Esto

o lo otro.


Y habrá sido

el amor

que se esfumó por nuestras manos moviendo la arena del lugar.


O habrá sido

el amor

que jugó con nuestros movimientos;

habrán sido

las bailarinas cansadas

en la función de las 23 pm.


1.

Y es así,

tan simple como el sapo

que es aplastado por la bici,

la bici mordida en el perro

y después tirada a la calle.

Una rueda doblada

y ya hay que empezar de nuevo.


Alba, Albita, Algarabía de este día.


Te observo y, ¡Ay!

que desepero.


Te escapas y, ¡Ay!

que tú me matas


Te vas,
y no te veo más.


(Quedo completamente ciego.)

0.

Poemas, Delantal y ProsaWhere stories live. Discover now