No es la edad

16.4K 997 91
                                    

Leti se lo pensó dos veces antes de aceptar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leti se lo pensó dos veces antes de aceptar. No le apetecía, pero tampoco había ido a esa fiesta para quedarse parada en una esquina mientras los demás se divertían y ella se preguntaba por qué Camilo nuevamente había rehusado ir a bailar con ella. Se lo había prometido, pero a última hora alegó cansancio. «Tus responsabilidades no son tan pesadas como las mías», le dijo. Y aunque llevaban más de tres meses sin salir juntos, Leti lo encontró perfectamente racional. Se metió en un vestido tubo que ya apenas le sentaba, se arregló el cabello, se maquilló y se fue a la sala a esperar a su amiga Paula mientras Camilo veía el resumen de los deportes. A su lado, toda una pila de exámenes por evaluar. Leti se sintió mal con ella misma al haberle exigido esa salida estando él tan ocupado. Camilo no le dijo ni de pasada que se veía bonita.

     Ahora, en la fiesta, Leti deseaba estar en casa. A veces le ayudaba a Camilo a evaluar exámenes y ensayos. Lo hacía más rápido que él, porque ella seguía una pauta. Cuando se trataba de ensayos, le dejaba los más fáciles, los malos, porque Camilo a veces temía ser demasiado severo con sus alumnos, cosa que Leti no entendía muy bien. Si algo está malo, está malo. Era lo que pensaba, y sin embargo, los trabajos que ella revisaba siempre iban con una calificación más alta que la merecida.

     Si algo está malo, está malo, pensó.

     El muchacho con quien bailaba no debía pasar de los veinticinco, tenía el cuerpo firme y la mirada tan sincera que Leti reconoció enseguida lo que él tenía planeado para ella.

     Leti se lo pensó. Si estuviera soltera, quizá no se lo habría pensado nada. La imagen de Camilo en el sofá con una pila de exámenes que nunca se reducía mientras en la tele el resumen deportivo sonaba a todo dar escupiendo nombres de futbolistas famosos ya era tan común en su vida que comenzaba a detestarla. Quería estar en casa pero no quería estar con él. O quería estar en casa y con él. O quería estar en la fiesta bailando con Camilo en lugar de estar con ese muchacho apuesto que no le escondía nada.

     La mano del muchacho descendió un poco, Leti sintió un ligero escalofrío en la nuca, pero no dijo nada. No hizo nada. Fue el muchacho quien se acercó, terminó de bajar la mano y la dejó ahí. Leti se preguntó si Paula, Lorena o Sara estarían viendo eso. ¿Qué pensarían? Ya se lo había dicho antes. Si no estaba con Camilo por dinero, entonces eso se iba a apagar. No eran malos deseos, sólo tenían su par de experiencias. Y quizá si la estaban viendo estuvieran sonriendo. Ellas se pondrían de su lado, la entenderían mejor que nadie. Tres meses sin salir juntos a divertirse, porque él está cansado, ¿te parece normal? Mis padres llevan treinta años de casados y siguen yendo a bailar. No es la edad.

      Si no era la edad, entonces qué era, se preguntó Leti, desconcertada ahora por la cercanía del muchacho. El aliento le olía a menta, un ligero aroma a cigarrillos se desprendía de su ropa. O podía ser el ambiente. Leti lo rodeó con ambos brazos, le gustaba la firmeza de ese cuerpo en comparación con el de Camilo. Se apretó tanto contra él que sintió que el muchacho tenía una erección.

Relatos de amores y amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora