Parte IV: Still Alive

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"¿Se lo dirás hoy?"

Era una pregunta sencilla, pero que llevó a Leo quedarse algunos minutos observando la pantalla de su teléfono móvil. Podía percibir cómo su corazón latía con fuerza, como si esas palabras hubieran calado profundamente en su interior.

Al no obtener respuesta, un nuevo mensaje de texto apareció.

"¿Leo-kun?"

Guang Hong normalmente era más paciente, pero estaba preocupado y no podía disimularlo. Pero ese llamado sirvió para que el estadounidense reaccionara. Estaba dispuesto a retomar la conversación, pero fue interrumpido por la puerta siendo abierta.

Su entrenadora había ingresado, agitando fuerte la mano en el aire y mostrando aquel carácter vivaz que siempre transmitía. Eso tan sólo hizo que el estómago de Leo sufriera de nervios.

-¡Quedan tan sólo dos semanas para el torneo de los Cuatro Continentes! ¡Vamos a dar todo en el entrenamiento de hoy!-

El tono de voz de la mujer estaba lleno de entusiasmo, hablando fuerte mientras conectaba su teléfono celular a los parlantes. Pero aunque normalmente Leo hubiera congeniado con ella apenas se hubieran visto, esta vez se quedó inmóvil en su sitio, presionando fuerte el teléfono contra su pecho.

-¿Leo?- inquirió la entrenadora, mirándolo con una ceja arqueada ante la falta de respuesta de él.

-Antes de entrenar, ¿puedo hablarle de algo?- preguntó, dirigiéndole una sonrisa apenas visible.

La mirada vibrante de la mayor se entrecerró a esas palabras, sintiendo un mal presentimiento. Por su lado, el joven patinador sabía que ya no podía retractarse y tan sólo podía seguir adelante. Dejó su celular luego de haber mandado un corto mensaje.

"Lo haré ahora. ¡Deséame suerte! Te amo."

En China, Guang Hong, había terminado su sesión de entrenamiento hace varias horas, y desde ese momento estaba constantemente controlando su mensajería. Pero para su latente preocupación, no había recibido nada desde la tarde.

La última conexión de Leo coincidía con el mensaje que había recibido. Luego, desde allí, ni una señal siendo que por sus cálculos, a las 20 hs él ya debió regresar a su residencia.

Los nervios crecían en el interior del chino, siendo vencido cuando el reloj marcó cerca de las 22 y no había mensaje alguno de su novio. Tecleó varios mensajes, algunos mostrando sus sentimientos, otros, suponiendo el resultado de la charla, pretendían darle ánimo. Pero ninguno obtuvo respuesta.

Leo por primera vez no prestaba atención a aquel aparato, ni al sonido insistente del Kakao Talk. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, pero aunque mantuviera los parpados cerrados, en su cabeza se repetía una y otra vez la imagen de esa mirada llena de decepción.

Su entrenadora no había pronunciado palabras hirientes, pero su mueca había sido fingida con una sonrisa y palabras de aliento que no eran reales. Él lo sabía, y haberse enfrentado a la mascara de frialdad de su entrenadora había sido tan difícil.

Porque tenían grandes planes, porque aunque los derechos homosexuales estuvieran en auge eso iba a comprometer gravemente su carrera, porque él dejaría de ser un patinador para ser señalado como un atleta gay... y todos sus esfuerzos (y los de ella) hubieran sido en vano.

Dolía haberla decepcionado, dolía haber herido en cierta forma a quien consideraba como su madre.

Un sollozo golpeó su garganta y hundió el rostro en la almohada.

¿Por qué las cosas debían ser así...?

FIN...

Un ligero LeoJi que se centró más en el precioso Leo <3 Es triste, lo sé, pero quería enfrentarlo desde otra perspectiva. Sé que muchas veces no es necesario las palabras o algún gesto para que duela, muchas veces, las personas sufren porque siente que han decepcionado a otras a pesar que no tienen porque sentirse culpables.

Este one shot está basado en Adam Rippon, que afronto un gran bom mediático justo antes de las Olimpiadas debido a su homosexualidad.

¡Cuarta historia! Vamos que llegaré a completarlo HAHA, ¡nos leemos mañana!

Sayounara Bye Bye

Love is loveWhere stories live. Discover now