Parte VII: Please Don't

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Lugar: Japón.

La suave luz que entraba por el ventanal delineaba la delicada figura de Yūri envuelto en aquel traje blanco. Phichit no pudo evitar sonreír, presionando varias veces el botón de su teléfono móvil capturando distintas imágenes. Porque su mejor amigo se veía resplandeciente con su cabello hacia atrás y el sonrojo pintando sus mejillas.

—¡Te queda increíble, Yūri!—

Ante el halago el japonés no pudo evitar bajar un poco la mirada, sonriendo apenado mientras se miraba en el espejo que contenía la sala. Estaba nervioso, y eso se notaba en la forma que sus dedos se deslizaban por la solapa del traje, acomodando una y otra vez la elegante tela.

—¿No es mucho? Yo—...— tartamudeó, pero no tuvo tiempo de terminar la frase porque su amigo se había acercado.

—Estás perfecto, Yūri. Todo va a salir bien.—

La forma suave en que Phichit hablaba se combinó con su tacto sobre el hombro de Katsuki, transmitiéndole algo de paz en medio de esa marea de emociones.

—Gracias por estar conmigo...— murmuró con suavidad viendo directo a sus ojos.

El tailandés le correspondió a la suave sonrisa, pero luego se permitió el apreciarlo unos cuantos segundos en silencio. Sus labios se separaron para pronunciar unas palabras, pero fue interrumpido por la puerta siendo abierta.

—¿Yūri?—

Mari se asomó, indicandole a su hermano que necesitaban ultimar unos detalles en la otra sala. El menor de los Katsuki se disculpó con su amigo y salió algo torpe. Phichit le aseguró que no había problema, y justo antes de que la puerta se cerrara pudo observar a la familia del japonés del otro lado.

Estando allí, sin nadie cerca, la mascara que portaba Phichit Chulanont podía bajarse. La sonrisa se borró lentamente mientras su mano presionaba fuerte su teléfono móvil. Su mirada se dirigió breve a la fotografía que había tomado, sintiendo como cada latido era doloroso cuando lo veía.

—Debes sonreír.— se dijo a sí mismo, elevando su cabeza tan sólo para observar aquel modesto ramo de rosas blancas que estaban sobre la mesa. –Todo terminara rápido y mañana dolerá menos.—

El susurro se perdió en la habitación, siendo interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose. Yūri notó el gesto extraño en Phichit aunque este hubiera vuelto a sonreír.

—¿Phichit?— lo llamó con cuidado.

El moreno se negaba a ser descubierto, porque su mejor amigo no tenía que cargar con el peso de sus sentimientos. Con su ánimo de siempre tomó el ramo de rosas de la mesa y se acercaba a Yūri.

—Viktor está esperando. Es hora de que vayas, Yūri.—

El japonés recibió el ramo, pero sus ojos estaban fijos en los de su mejor amigo. Algo, dentro de él, le decía que preguntara una vez más qué sucedía. Pero las palabras no llegaron a concretarse, ya que Hiroko Katsuki había ingresado.

—Ya es hora, Yūri.—

Ese anuncio fue el definitivo. Los nerviosismos atacaron una vez más al patinador japonés, temblando irremediablemente. Phichit al notarlo sonrió divertido, tomando con cariño su mano para darle confianza y ser él quien lo guiara fuera de la habitación.

La felicidad de Yūri no estaba a su lado, eso lo sabía bien, pero al menos, cuidaría esa sonrisa de todos, inclusive, de él mismo.

Fin...

Okay, este si me dolió hacerlo. Phichit es uno de mis personajes favoritos y no quisiera que jamás se viera triste :c

Este one shot está basado en la canción Please Don't de K.Will. Si no lo conocen les sugiero que pongan el mv y lo disfruten (o lloren como yo hahaha)

Sin más que decir, nos vemos mañana ¡Ya quedan sólo dos!

Sayounara Bye Bye

Love is loveWhere stories live. Discover now