Parte IX: Love is love

63 2 1
                                    

Le pesaban los ojos y sentía que el cansancio de los últimos días al fin le pasaba factura. Pero también, era consciente de que su despertador ya había sonado hace varios minutos. Se acurrucó un poco contra la almohada y vencido, empezó abrir sus ojos. Su vista era borrosa, por lo que no tardó en acomodar los lentes sobre su nariz mientras se enderezaba en la cama. Las colchas cayeron hasta su cintura, dejando que el sol que se filtraba por la ventana golpeara con gentileza su piel desnuda.

La noche anterior había llovido y los últimos días de primavera se esfumaban. Pero desde su posición, podía ver cómo afuera corría un poco de viento y el clima cálido los abrazaba sin rastro de nubes.

Parecía que iba a ser un buen día.

Tenía que preparar el desayuno y, tal vez, podría escaparse por un par de horas. Su modesto itinerario lo conformaba, haciendo que se recostara por unos segundos más en el lecho. La suave fragancia que desprendían las sábanas era reconfortante.

—Yūri~—

La voz adormecida de Viktor llamó su atención, haciendo que girara a verlo del otro lado de la cama. El cuerpo desnudo del ruso apenas era cubierto por las sábanas, mientras el cabello platinado caía por la almohada y sus ojos tormenta apenas estaban abiertos. Un paisaje único que hizo que la punta de la nariz de Yūri se sonrojara.

—No te levantes.—

A pesar de su edad y de la sensualidad que desprendía, Viktor se comportaba como un niño. Sus brazos rodearon la cintura de su esposo, atrayéndolo para pegarlo contra su pecho. Y es que el japonés no tenía planes de negarse, le sonrió deslizando las yemas de sus dedos por su blanquecina piel.

—No me iré. Aquí estoy siempre, amor.—

La sonrisa en los delgados labios de Nikiforv fue amplia, mirándolo a los ojos antes de acercarse a presionar en suaves besos su cuello. Yūri apoyó sus manos sobre la amplia espalda, cerrando los parpados ante esa sensación abrasadora.

Durante la noche anterior se habían vuelto uno muchas veces. La espalda de Viktor estaba adornada con las uñas de Yūri, mientras que en los glúteos del japonés se marcaban mordidas. Se habían amado hasta caer rendidos del cansancio, sin embargo, los ojos chocolates observaban con deseo y cariño al hombre que lo besaba. No importaba cuantas veces sucediera, ellos siempre buscarían fundirse en sus pieles.

—Viktor... espera.— apenas era un murmullo agitado de su voz, consiguiendo un quejido de parte de su esposo. –Sasha ya debe estar despierto... Sabes que si no nos ve en el desayuno vendrá a buscarnos.—

—Pero Yu~ri.— soltó en un quejido lastimero, haciendo sus labios en un puchero. –Sasha ya puede saber que queremos un hermano para él.— intentó sonar serio, pero el tono jocoso envolvía sus palabras, riendo un poco.

—Sabes que no... Anda, pronto será su primera competencia y no puede llegar tarde.— murmuró golpeando sin fuerza el hombro ajeno.

Nikiforv sabía que tenía razón, pero no iba a admitirlo. Se inclinó a morder en el hombro del japonés antes de incorporarse de la cama. Sin pudor alguno caminó desnudo por la habitación, dirigiéndose al baño.

En la cama, Yūri se giró un poco abrazando la almohada que aún estaba impregnada del aroma del ruso, sonriendo un poco más. Ya no eran unos niños, pero sin importar las arrugas aglomeradas en sus ojos, eran una familia feliz.

—¿Tantos años han pasado?— musitó para sí mismo, dirigiendo sus ojos a ver como la alianza brillaba imponente en su dedo.

Una calida sensación embriagó su pecho, haciendo que sonriera mientras se movía de la cama. Aún tenía algo de tiempo antes de que su hijo fuera a buscarlo y estaba dispuesto a aprovecharlo. Con ese pensamiento ingresó al baño, sonriendo al encontrar sus labios con los de su esposo debajo de la ducha.

Porque estando juntos habían aprendido a escribir una historia juntos. Habían luchado contra los prejuicios, habían madurado con sus errores, se habían convertido leyendas en el patinaje artístico y habían trazado su propio futuro sosteniéndose de la mano.

Eso se llamaba amor, y ese amor, era la vida que Yūri Katsuki y Viktor Nikiforov deseaban.

FIN...

Cuando empecé a publicar este fic no esperaba coincidir con esta fecha tan importante. Hoy es el día Internacional de la diversidad sexual, exactamente el motivo por el cual anhelaba hacer esta serie de One Shot. ¡Que mejor forma de festejarlo con el último capitulo!

El reto era hacer una historia que abarque cada uno de estos tópicos:

♡ Día 1 — Gay / Lesbian

♡ Día 2 — Bisexual / Pansexual

♡ Día 3 — Trans / Gender Fluid

♡ Día 4 — Coming out (Salida del clóset)

♡ Día 5 — Compromiso / Boda

♡ Día 6 — Parejas homoparentales

♡ Día 7 — Aliados

♡ Día 8 — Íconos LGBT+

♡ Día 9 — Love is Love (tu definición del amor)

Mi idea se basó en ocupar a todos los personajes de Yuri!!! On Ice y dejar a mi OTP (victuuri) para el final. ¿Qué les pareció? ¿Se comprendió que todo seguía el mismo universo por más que el orden no era cronológico?

Espero que haya sido de su agrado y desde ya, agradezco a todos los que se tomen la molestia de leer. Si desean dejar un comentario o critica, los estaré esperando.

Sin más que agregar, muchísimas gracias por todo. Ahora retomaré mi actividad normal con mis otras historias.

¡Recuerde! El amor es amor, jamás se avergüencen de ello.

Sayounara Bye Bye

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 28, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Love is loveWhere stories live. Discover now