Parte VIII: Boggie

90 5 2
                                    

La vida de un patinador no era extensa. Cuando las lesiones y la edad empezaban a hacerse presentes los deportistas sabían que el punto final de las competencias se volvía una realidad. Por ello, cuando Minami culminó su carrera ya tenía un plan establecido. Habían sido muchos años en campeonatos por todo el mundo y ahora, le tocaba ser quien guiara a las futuras promesas en el patinaje artístico.

Pero, ni en sus sueños más locos, pensó que su debut como entrenador sería de la mano de la próxima leyenda.

La delgada figura de su pupilo se movía en el centro de la pista, elevando su pierna para cambiar la posición dentro del spin mientras la música seguía sonando. La canción con un magnifico son de piano se acoplaba a la coreografía que le había preparado Minami, haciendo que no pudiera despegar su mirada de él.

Concluyó apenas unos segundos después y el entrenador elevó su mano, indicando que debían pasarlo una vez más. Su pupilo no tuvo reparo alguno, asintiendo con su cabeza y colocándose de inmediato en posición de inicio.

Minami presionó play una vez más y la melodía se escuchó por el estadio que tenían solo para ellos dos. Ambos estaban tan concentrados en la eficacia de la ejecución que no escucharon como una de las puertas había sido abierta, ni cómo un hombre se apoyaba en una de las barras de contención, mirando la presentación con una sonrisa amplia.

—Cuida el filo en tu Triple Axel.—

Siendo tan sólo un niño, Minami había descuidado mucho los filos de sus saltos y no deseaba que su pupilo hiciera lo mismo. Por ello le marcó de inmediato al notar un salto erróneo. La observación se escuchó por encima de la música y el patinador asintió, deslizándose con mayor velocidad hacia uno de los laterales. Se preparó con cuidado y ejecutó su triple flip.

La sonrisa en los labios del rubio se hizo notoria. Estaba seguro iba a ser un gran rival para los patinadores más grandes.

—Mejoró mucho.— mencionó el intruso.

Minami se sobresaltó al escucharlo y de inmediato se giró a ver a la persona que estaba cerca de él. Yūri Katsuki le devolvió una sonrisa con sus comisuras ligeramente arrugadas por la edad. No hubo más palabras entre ellos, tan sólo el mayor posó un dedo sobre sus propios labios indicándole que no hiciera ruido.

El entrenador no pudo evitar sonrojarse, sintiendo ahora una tensión más profunda en su espalda. Porque no importaba los años que hubieran pasado y lo cercano que fuera ahora a su ídolo, siempre la presencia de Yūri lo cohibía.

—¡No saltes cerca de la barra!— gritó apenas volvió su mirada al frente.

Unos segundos más hasta que la canción terminó, y con ello, la delgada figura del patinador caía rendido contra el hielo, respirando agitado y cansado. Minami se sentía de la misma forma por más que ni estuviera patinando.

—Veo que ambos están nerviosos.— Yūri se atrevió a comentar sonriendo divertido.

Su voz fue un detonante para el atleta más joven, haciendo que su mirada tormenta se centrara en él y un rubor contundente pintara sus mejillas.

—¡Papá! ¡Les dije que ninguno podía venir a verme!—

La rabieta que estaba armando ahora el niño era divertido a los ojos de su progenitor, pero Minami sabía que debía intervenir. Sacó los protectores de sus cuchillas y se deslizó dentro del hielo buscando volver a obtener la atención de su pupilo. Pero este, aunque pretendiera mirarlo, constantemente dirigía su mirada a Yūri, como si así lograra que este se fuera.

—Tus padres estarán en tu debut... Sobretodo Viktor, así que la presencia de Yūri no debería ser un problema— le reprochó con sutileza, palmeando suavemente la espalda del patinador.

—¡Pero no lo quería ahora!— reprochó infantilmente, deslizándose una vez más para alejarse de los dos mayores.

Minami sonrió sin poder evitarlo, porque sí, deseaba dedicar su vida al patinaje artístico y ser entrenador era caminar uno de sus sueños. Pero ni en sus más grandes delirios pensó en que sería el encargado de Sasha Nikiforov Katsuki, la próxima leyenda viviente. ¿Se sentía celoso? Tal vez, su lado competitivo aún latía, pero estaba seguro que cuando Sasha se elevara con su primer oro, estaría llorando del orgullo junto a Viktor y a Yūri.

FIN...

CASI NO LLEGUÉ. Fue un día bastante largo y pesado, pero aún no es medianoche así que no voy a dejar que me venzan.

¡Aquí el penúltimo capitulo! Si, al fin algo de Victuuri aunque aún ni apareció Viktor (?), pero me encantó el poder hacer a Minami como entrenador del hijo de este hermoso par.

¿Ya están listos para el final? Muchísimas gracias por sus mensajes, votos y corazones <3 ¡Nos leemos mañana!

Sayounara Bye Bye

Love is loveWhere stories live. Discover now