Imagina Thomas

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Dedicado a: BlackAli26

Reía mientras Thomas tomaba mi mano y me llevaba, a rastras, hacia algún lugar desconocido para mí ya que tengo los ojos vendados.

Hoy íbamos a tener una cita, nuestra primera cita, si es que se le puede decir así. Desde que Thomas está en el claro me gusta y algo simplemente pasó entre nosotros, como una chispa.

—Ten cuidado Alison. Hay un tronco frente a tí.— habló Thomas, sacándome de mis pensamientos.

Antes de poder levantar una pierna para no caer con un pedazo de árbol caído el castaño puso su brazo derecho bajo mis piernas y su brazo izquierdo debajo de mi espalda. Me cargó como a una princesa varios metros y aunque no viera mis mejillas, sabía qué estaba tan sonrojada cual tomate. Gracias a la venda que rodeaba mi cabeza no podía verlo pero en mi barriga sentía las típicas "mariposas en el estómago". Ni siquiera sé quién me lo enseñó o desde cuándo lo sé, pero solo está en mí mente. Iba a hablar para que me bajara pero antes de poder hacer eso Thomas calló de espaldas, quedando encima de él reí y quité de una vez la pequeña tela que impedía mi visión.

—¿Estás bien Ali?— preguntó preocupado y asentí, eso es lo que amaba de él. Aunque Thomas recibió el golpe solo se preocupó de mi bienestar. Me acerqué a su mejilla y deposite un suave beso en esta.

—La pregunta aquí es ¿Tu estas bien?— cuestioné mientras tomaba su antebrazo para ayudar a levantarlo del suelo. Gracias a su peso, no obtuve tanta fuerza que en lugar de atraerlo conmigo el me atrajo a su cuerpo. Caí con mi rostro a centímetros del suyo. Nuestros ojos se conectaron y me quedé inmóvil, atenta a lo que podría suceder. Pasamos minutos enteros solo mirandonos nuestros ojos , como si intentáramos descubrir que es lo que el otro piensa, aunque cada tanto sus ojos dirigían su mirada a mis labios, al igual que mis ojos a los suyos. Ni yo ni Thomas nos atrevimos a dar un paso demás, la tensión empezaba a sentirse y estaba empezando a abrumarme.

—¿Puedo besarte?— susurró y pude juntar sentir una caricia de sus labios al hablar. —Solo para romper la tensión, claro.

Reí por su comentario y asentí levemente.

Nuestros labios se juntaron y en lugar de sentir mariposas era como sentir mil penitentes, chocando contra las paredes de mi estómago, dejando unas leves cosquillas. Cuando el aire se nos acabó nos separamos y pude observar sus labios rojos por el roce.

—Tal vez deberíamos romper la tensión más seguido— susurré y su risa inundó mis oídos.

Tomó mi mano y caminamos unos metros más hasta llegar a un pequeño claro en el bosque. Había una manta roja, que parecia contrastar mucho con el ambiente verde y mohoso.

Nos recostamos en esa manta mientras veíamos el cielo, hablando de cosas tribales, como nuestro color favorito, nuestro futuro luego del laberinto, y una historia graciosa con Chuck que sucedió hace unos meses. Todo era tan perfecto que sentía que nada más existía a nuestro alrededor, no más penitentes, no más acertijos, no más laberintos, no más muertes, no más problemas.

[...]

Reí fuertemente por una tonta broma que Thomas contó hace cinco minutos, y no reí por la broma en sí, si no por lo mala que era. Sentí la mirada del castaño sobre mí y deje de reir.

—¿Tengo algo en la cara?— pregunté y Thomas pareció salir de su trance.

—No, solo... es que te ves jodidamente hermosa cuando ríes. — sonrió hacia mí y volvimos a juntar nuestras bocas en un tierno beso.

The maze runner  𝓟𝓻𝓮𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓮𝓼Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ