12: Sydney.

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22 de Julio.

Hace ya dos horas que habíamos llegado al hotel en Sydney, como dijo el señor Hullbert seguiríamos compartiendo habitación hasta el veintisiete de Julio.

El hotel era igual de bonito que el de Canberra, pero la ciudad se veía más viva, más llena, había más turistas. Hoy era un día libre. Algunos se fueron a dormir porque querían descansar, pero no iba a perder tiempo durmiendo. Ahora mismo iba con Liam y Karly caminando por las calles de Sydney.

—¿A dónde podemos ir? —Preguntó Liam.

—Escuché que hay un parque de diversiones llamado Luna Park aquí cerca, podríamos ir ahí —Dijo Karly.

Y diez minutos después estábamos entrando por la boca de un payaso viendo todo a nuestro al rededor. Había un largo y ancho pasillo lleno edificios pequeños con forma de castillos, todos eran muy coloridos.

Había muchas luces y en algunas cuatro horas iba a comenzar a oscurecer haciendo a todo brillar más.

—¡Vayamos a los carritos chocones! —Exclamó Karly tomándonos a los dos de las manos y comenzando a correr.

Parecía una pequeña niña emocionada. Se veía muy tierna siendo así. Hicimos fila y unos minutos después ya estábamos montados cada uno en un carrito al igual que algunas otras personas.

Una campana sonó y los carros comenzaron a moverse. Traté de girar hacia donde estaba Liam, pero un niño empujó mi carrito haciéndome girar hacia el lado contrario. Justo cuando acelere, Karly llegó por un lado y chocó conmigo, Liam chocó detrás de ella unos segundos después haciendo que se impactara de nuevo conmigo.

Los tres reímos, luego logré zafarme de ellos y comencé a chocar con cualquier persona que pudiera. Dos minutos más tarde, la campana volvió a sonar indicándonos que el juego había acabado.

—Eso fue muy divertido ¿viste cómo te choque, Liam? —Dijo Karly.

—Sí, pero estuvo mejor cuando te choqué a ti e hice que chocaras con Harry —Le respondió él —Ahora, tengo que encontrar un baño, si me disculpan, no se muevan de aquí, no quiero perderme.

Liam se fue caminando hacia donde la flecha en el cruce de la calle le indicaba que estaba el baño. Un señor pasó con algodones de azúcar, le pregunté a Karly si quería uno y ella aceptó.

—Me da dos —Le dije al señor.

—Yo quiero uno morado.

—Morado para la señorita — Dijo el hombre —¿Y usted, joven?

—No importa el color —Le dije y me entregó uno rosa.

Luego de pagar fuimos a sentarnos a una banca mientras esperábamos a Liam.

—Gracias por el algodón — Dijo.

—No hay de qué.

—¿Estás feliz de estar en Australia?

Asentí descoordinadamente.

—Totalmente, es como que, aún no me lo creo, como cuando piensas que tus sueños nunca van a cumplirse y después, lo hacen y no te lo crees, porque crees que sigue siendo un sueño —Le dije.

—Bueno, esto es real.

—Espero que sí, no me gustaría despertar si fuera un sueño.

Saqué mi celular y puse la cámara frontal.

—Posa para la foto —Le dije a Karly.

Ella miró hacia la cámara y sonrió guiñando un ojo y haciendo señas de amor y paz. Yo sonreí y enfoqué la cámara para tomar la foto.

Angelic Organics (h.s.)Where stories live. Discover now