Epílogo.

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17 meses después, 20 de enero del 2017.

Chicago, Estados Unidos.

Coloqué mi computadora portátil en la pequeña mesa de la cafetería, como estudiante de segundo año en Biología marina de la universidad de Chicago, tenía demasiada tarea y muchísimos proyectos para las próximas dos semanas.

Hacía un frío demoledor en estas fechas aquí en esta ciudad.

Tomé un poco de mi café mientras abría mis archivos, tenía tantas carpetas revueltas que ya no sabía dónde tenía las cosas. Llegué a un punto en el que encontré una carpeta con las fotos que tenía en mi viejo celular.

Había fotos de mi graduación de la preparatoria, de mi familia y de paisajes. Comencé a ver las fotos una por una dejando mi tarea a un lado. Era viernes, podía hacer un espacio en mi horario para hacer esto.

Estaba viendo las fotos, eliminando algunas en las que yo salía mal. Hasta que llegué a una foto en especial, donde mi dedo se separó del mouse táctil del portátil y mi respiración se cortó.

Era una foto en donde aparecía yo, en Australia hace dieciocho meses, con una feria de fondo, y Karly sonriendo a mi lado. Los dos teníamos una sonrisa enorme. Sonreí al recordar el día que ella me pasó esa foto, había olvidado por completo que la tenía.

Suspiré cambiando de foto, ahora aparecía otra en la torre de Sydney, fruncí el rostro, no recordaba haber tenido yo esa foto. En ella aparecíamos los dos, ella sonriendo enormemente mientras yo sonreía asustado.

Solté una pequeña risa al recordarlo.

Entonces comencé a recordar todo. La granja, el viaje, a ella.

No iba a mentir con que la había olvidado. Seguía enamorado de ella.

Pero estaba tratando de superarlo.

No había día en el que algo me recordara el tiempo que pasé en esa granja y a su lado. A veces terminaba llorando. Pero hace una semana que no había pensado demasiado en ello. La universidad me distraía de todo y ver estas fotos, me hacían volver a esos momentos.

Aún dolía.

Me fui un mes después de que ella se había ido, regresé a Inglaterra como dije para arreglar un papeleo y poder estudiar en Estados Unidos. Estuve un mes ahí, y después volví a Chicago.

Cinco meses después de que había regresado a América, fui a la granja, a visitar a Liam, ya que Gemma y él aún eran novios, y ella tenía ganas de verlo después de tanta distancia.

Él no había sabido nada de Karly, solamente que había empezado a estudiar la universidad en México.

Suspiré deseando que ella estuviera bien.

Luego de ver esas fotos, deseé estar al lado de ella y poder tomar miles de fotos más.

Ella dijo que éramos la persona correcta en el momento equivocado. Yo solo esperaba volver a verla y que fuera el momento indicado.

Ella aún tenía mi corazón.

***

Después de pensar en el pasado, le avance un poco a mi tarea.

Mi mamá me pidió que hiciera la cena de hoy, así que fui al supermercado, estaba siendo un buen hijo, ya que estaba cerca de cumplir los veintidós y ella había prometido ayudarme a comprar un departamento para mí solo.

Yo estaba ahorrando lo poco que ganaba en un restaurante de cajero los fines de semana cuando no tenía clases.

Así que compré todo lo que me pidió, ya iba a ir a la caja a pagar todo cuando vi que faltaba tomar una caja de cereal, porque era lo único que yo desayunaba y ya se había acabado.

Caminé hasta el pasillo revisando la hora en mi celular, eran las cuatro de la tarde, comenzaba a hacer más frío.

Ya estaba en el pasillo de los cereales cuando guardé mi celular. Me gire a ver si estaba por algún lado mi cereal favorito.

Casi me desmayo cuando la vi delante de mí, mirando las estanterías, tratando de tomar un cereal que estaba fuera de su alcance.

Por un momento sentí como si mi alma se hubiera ido de mi cuerpo.

Ella estaba ahí, sin darse cuenta de mi presencia. Y yo estaba ahí, rogando porque no fuera un sueño.

Me acerqué poco a poco a ella, tenía miedo. Estaba temblando.

Su cabello estaba más largo, le llegaba a la altura del ombligo. Y lucía profesional con ese saco que llevaba.

Cuando estuve a un metro de ella, suspiré profundamente.

—¿Karly?

Vi sus hombros tensarse. Su mano se detuvo. Volteó lentamente con sus ojos bien abiertos. Luego me dio la sonrisa más grande del mundo.

Mi Laila estaba frente a mí. Y lucía más hermosa que nunca.

Fin.



Angelic Organics (h.s.)Where stories live. Discover now