Capitulo 7

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La tranquilidad dentro de ese pequeño local había sido interrumpida por el inesperado grito de una peli-negra, quien parecía alterada y sorprendida, la mayoría de personas presenten cambiaron su mirada hacia ella notando que no era nada de que preocuparse, aunque algunos la miraban molestos. 

Una morena, sentada frente a ella, llevo su palma hacia su frente en señal de frustración, valla que esa chica era difícil, aunque por lo bajo, no podía dejar de reír. 

-Marinette, siéntate si no quieres que quedemos vetadas de por vida- pronuncio la morena acomodando sus gafas y reprimiendo una carcajada, la peli-negra noto las miradas sobre ella y disculpándose con su simple mirada, se sentó sonrojada. 

Valla que había echo el ridículo enfrente de varias personas, pero no todo había sido su culpa y lo sabia. 

-No te quejes Alya, sabes perfectamente que esto no es mi culpa- incrimino ligeramente molesta la azabache golpeando la mesa con su puño, este ruido no capto la atencion de muchas personas, solo de un par cercano que se limitaron en verla por el rabillo del ojo. 

-Tranquila, todavía tenemos tiempo para que luzcas perfecta- la peli-negra miro dudosa a su amiga en frente de ella quien parecía inspirar seguridad, dio un suspiro de resignación, sabia que hiciese lo que hiciese, Alya siempre se saldría con la suya. 

Su amiga sonrió, tomo su mano y se apresuro en salir de hay dejando un par de billetes sobre la mesa sin siquiera percatarse  que faltaba una cantidad exacta. 

Ambas corrían por la acera de la hermosa calle de París que los llevaría directo hacia la casa de la peli-negra, después de unos minutos, su respiración se volvió , notando que todavía les faltaba mucho para llegar, decidieron tomar el metro. 

Por su parte, un rubio se encontraba en su habitacion suspirando, no sabia en que momento se le había dado por dar un paseo por las calles de París, lo único que tenia claro en ese omento es que se encontraba frente a una casa de empeños, entro dudoso, por alguna razón había ido hay, aunque , todavía no sabia cual era. 

Paseo su mirada por todas la vitrinas hasta llegar a una en especial que resguardaba bajo llave un collar como el que le había regalado a su querida Ladybug tiempo atrás, en ese momento, todas sus preocupaciones se fueron expandiendo por su mente hasta recordar el momento en el que tuvo la dicha de abrazar a su amada, sus mejillas se tiñeron de un color carmesí y una sonrisa se dibujo en su rostro. 

-Disculpe, ¿Tiene algún interés en especial?- pregunto el hombre tras el mostrador mirando dudoso a aquel rubio que solo se había mantenido hay por unos minutos, esto capto la atencion del ya antes mencionado rubio, quien se levanto y negó con la cabeza. 

-Nada en especial- susurro para después abandonar el pequeño local con sus ánimos elevados, no sabia el porque había terminado a parar hay pero lo agradecía, no solo sabia que hacer, si no, que estaba decidido a hacerlo. 

No muy lejos de hay, se encontraba una peli-negra mirándose por ultima vez frente al espejo, en realidad, no había tardado mucho en estar lista gracias a su amiga Alya quien se había ido minutos antes para encontrarse con "alguien". 

Cuando su morena amiga pronuncio ese "alguien", muchas preguntas se albergaron en su cabeza, pero al verla feliz, noto que ese "alguien" no era tan malo como ella pensaba. 

Dio un suspiro y vio como su pequeña amiga carmesí se acercaba a ella mirándola detenidamente. 

-Te vez muy bien Marinette- alago la criatura mirando a su portadora, esta le sonrió como agradecimiento y dio una ultima vuelta sobre sus talones, sin duda, le gustaba el resultado que había obtenido en esos pocos minutos. 

El sonido del timbre la saco de sus pensamientos, decidida, tomo su bolso y se encamino a la puerta totalmente sorprendida al notar a la persona que se encontraba hay. 

-A...¿¡Adrien?!- 

Minutos antes, el rubio había caído en la conclusión de que debía ir a decirle a Marinette que su corazón ya había sido tomado por otra persona, decidido, camino hacia la pastelería donde lo revivieron los padres de la peli-negra con una sonrisa. 

-Ella esta arriba, sube cariño- El rubio agradeció de antemano a la madre de su compañera y subió las escaleras hacia la puerta de la casa, tomo una bocanada de aire y toco la puerta, pero cuando abrieron la puerta toda idea de rechazo había sido borrada de su mente. 

En frente de el se encontraba la peli-negra con un vestido rojo con pequeños adornos color dorado acompañados de su cabello suelto, una ligera capa de maquillaje y un bolso que contrastaba con los adornos de su vestido. 

  -A...¿¡Adrien?!- dijo alarmada la azabache pero el rubio se encontraba incapaz de responder, tenia una sensación en el pecho difícil de quitar, volvió a la realidad cuando escucho el susurro de su pequeño compañero que lo miraba desde dentro de su chaqueta. 

-Ah, si, si , claro, hola, Marinette- la peli-negra se encontraba confundida de cierto modo, miro como el rubio rascaba su nuca nervioso, comenzó a dudar de lo que estaba viendo y froto sus ojos pero efectivamente, el rubio continuaba hay. 

-Y...y ... p...para...q...que haz... ve...venido- dijo tratando de disimular su nerviosismo al tener a su amado frente a ella. 

El rubio por otra parte, se había quedado sin habla, con suerte logro pronunciar un par de palabras en forma de saludo, estaba estupefacto, nunca había notado que esa chica que estaba a punto de rechazar era muy hermosa, inclusive, llego a recordarle a su amada pero esa idea se borro de su mente rápidamente. 

Volvió a la realidad al escuchar la pregunta de la peli-negra, se removió incomodo, ¿Ahora que le diria?   

-A bueno... pues yo...- comenzó a tartamudear incomodo cuando un carraspeo lo interrumpió, dio media vuelta solo para encontrarse con unos ojos verdes ocultos detrás de un flequillo rojo, el chico se veía ligeramente sonrojado pero su expresión cambio al ver al rubio parado en la puerta. 

El silencio se apodero de la sala, miradas con odio entre el pelirrojo y el rubio mientras una peli-negra miraba impactada la escena, se encontraba nerviosa. 

Dio un paso al frente interponiéndose en las miradas asesinas de los chicos, dejando ruborizado a Nathaniel. 

-M...Marinette, te ves... hermosa- dijo el chico en un susurro dejando al rubio perplejo y enojado por razones que todavía no comprendía bien. 

Estaba apunto de replicar cuando la mano de la azabache se poso en su hombro con una mirada suplicante, llena de una pizca de temor, que por alguna razón, se había desarrollado hay, el chico dio un suspiro y se abstuvo de hacer algún comentario. 

-Gracias Nath... perdón Adrien, estoy ocupada, ¿Te parece si hablamos mañana?- pregunto la peli-negra con un tono suplicante y dudoso, el rubio se limito a asentir y ver como la pareja se desvanecía de su campo de visión. 

Apretó los puños con fuerza, estaba enojado sin motivo aparente, dejo salir un suspiro calmándose ligeramente y bajo las escaleras sin escuchar las burlas de su Kwami que se mantenía oculto en su chaqueta. 

Por su parte, la peli-negra se sentía culpable de haber dejado al rubio con las palabras en la boca y un poco decepcionada por el echo de no poder estar con el mas tiempo. 

Miro hacia atrás pero no llego a ver a nadie, se sintió triste por un segundo pero después cambio su mueca por una sonrisa, esta representaba la felicidad que le hacia sentir estar con el pelirrojo aunque en su interior supiera que era una mentira...

Que decida el Corazón (LadyNoir/Adrianette)Where stories live. Discover now