Prefacio

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                    Julio 2013

No estaba realmente preparada para eso, pero necesitaba tomarlo, en verdad lo necesitaba. Fred estaba frente a ella leyendo aquél papel que, se suponía, eran los términos y condiciones para poder tomar un trabajo de medio tiempo en el lugar. No lo escuchaba realmente, por sus oídos solo entraban las voces de las personas que venían por un poco de cafeína por la mañana.

Bien recuerda esa mañana de julio en la cual su amigo de casi toda la vida que consideraba casi como su familia, trataba de conseguirle empleo; verano, calor y decenas de personas entrando por la puerta de un pequeño café no-Starbucks en el centro de Vancouver. No lo entendía por completo.

Fred tosió a propósito y le miró instantáneamente queriendo fingir su interés, el chico de cabellos rubios negó con su cabeza riendo y arrastró el papel por la mesa hasta ella. Le conocía, era el gerente y al parecer no se tomaba tan en serio su trabajo como para serlo.

—Tu papá me dijo los abandonaste — habló con una sonrisa que le quitaba la seriedad. Ella le devolvió aquella sonrisa traviesa, y él arqueó sus cejas indicándole que tomara el bolígrafo.

—Busco una vida más... libre —dijo después de encontrar la palabra —, no los abandoné, él lo sabía lo que quería desde que tenía quince. Además, entraré a la universidad en otoño.

—Vaya independencia que tu padre te consiga tu primer empleo — se burló.

—Cumplí diecisiete hace dos meses — le recordó —, desde entonces he buscado uno pero al parecer nadie contrata novatos por la zona, y mis ahorros no me durarán toda la vida — sonrió nuevamente, tomó el bolígrafo e hizo su firma en la parte baja, intentó verse profesional haciéndola aunque era la segunda vez que la trazaba oficialmente en toda su vida.

Fred respiró hondo tomando el contrato.

—Bienvenida, señorita Jeunett —usó su acento francés al decir el apellido guardando todo en una carpeta —. Deberías conseguir compañeros de piso, pagar todo tu sola es algo que no podrás.

—Pondré un anuncio en un muro de la universidad cuando entre — le aseguró.

—Creí que mi indirecta era clara — frunció el ceño, hizo una mueca y relajó su rostro —, Wesley y yo vivimos en un departamento de tres habitaciones. La chica que teníamos antes se convirtió en su novia así que ahora duermen juntos, hablamos sobre traer a alguien más y Claire quiere que haya otra chica, así que, ¿Quieres?

—¿En serio? Supongo que sería genial — admitió sin creer la oferta —, muchas gracias Fred.

El chico sonrió ampliamente después de eso. Lo conocía desde que tenía memoria, sus padres eran buenos amigos y fueron criados como primos desde el momento en el que nació, pero habían dejado de frecuentarse desde que él se fue de la ciudad para entrar a la universidad, y ahora ella estaba haciendo lo mismo, pidiéndole ayuda. Y la verdad era que le relajaba bastante tener un rostro conocido en la ciudad.

 Fred era el tipo de personas que puede llevarse bien con todos con tan solo una palabra, cosa que a ella le costaba a veces, o eso recordaba de él, pues siempre estaba rodeado de personas a donde fuera en Vernon. 

Pudo haberse negado a la oferta pero era realmente tentadora, necesitaba recortar sus gastos y compañía le vendría muy bien. Había visto a su amigo Wesley numerables veces en reuniones, era estudiante de leyes al igual que Fred en ese entonces, y el que haya otra chica dentro de ese departamento le dio un poco más de seguridad. Vivir con chicos mayores quizá no era tan mala idea.

Dulce nada [ACR #4]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant