Capítulo diecisiete | Strong

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—Bien, lo tengo. —Félix levantó la mano con un par de hojas de papel en ella. Fue lo único que alcanzaba a ver Silver desde la cama, pues el chico se encontraba en el suelo tras buscar durante media hora en sus cosas viejas guardadas en cajas enormes.

Silver se arrastró por la cama de Félix y lo encontró boca abajo en el suelo, hojeando una vieja carpeta que podía adivinar, era de la universidad mientras mantenía un cigarrillo en su boca que no le ayudaba en nada para poder hablar. Sil tomó las hojas que él levantaba e intentó leer.

—Irina parece ser muy dulce—dijo ella después.

—Es un símbolo de lo que todos los hombres quieren en sus sueños húmedos—añadió él, poniéndose de pie y quitando el cigarrillo de sus labios. Fue hasta la ventana, corrió la cortina y después la abrió tirando las cenizas hacia su balcón—. Escribí esto a los diecisiete, no esperes una gran obra—leyó la copia que tenía en sus manos y que acababa de completar tras tener parte de la escena perdida entre sus cosas de la universidad que no revisaba hace años.

—¿Solo los sueños húmedos de un chico de diecisiete años? —bromeó, causando que Félix soltara una risa de aceptación. Sil bajó de la cama—. A veces creo que Claire es así, creo que cualquiera querría casarse con ella.

—¿Ah si? —le miró—. Claire me parece testaruda, claro, es dulce y tiene un gran humor que ayuda a que lo demás parezca poca cosa, pero en mi percepción tiene un sentido de terquedad, independencia y posesividad que volvería loco a cualquier hombre que quiere las cosas fáciles en una relación—metió de nuevo el cigarro a su boca—, y eso me parece genial.

—¿Tiendes a analizar a todo a quien conoces? —se cruzó de brazos. Félix simplemente se encogió de hombros y volvió a reír—. No es como que interactúes mucho con ella como para decir eso pero sé que tienes razón.

—Hablas mucho de ella—exhaló todo el humo hacia afuera—. Creo que esto de tomar las personalidades de los demás muy en serio se quedó en mí, es lo que pasa cuando intentas crear personajes en un mundo ficticio—agitó la parte de su libreto—: tomas cosas del real, es imposible no hacerlo.

—Bien... ¿Qué hago? —levantó sus manos tratando de ubicarse en la habitación dándole punto final a esa conversación.

—¿Dónde nos quedamos? —intentó leer de nuevo.

—Irina sale del baño, después de ducharse y encuentra a Alex esperándola—señaló a la cama.

—¿Puedo fingir que el armario es el baño?

—Haz lo que te parezca mejor.

—Ella está molesta—leyó, miró a Félix e hizo una mueca—. No sé actuar.

—Vamos, linda—rió, apagando el cigarrillo con la cornisa dejando la colilla ahí y yendo hacia ella—. Solo genera el sentimiento, recuerda qué haces cuando lo estás y sácalo—le tomó del hombro, encorvándose un poco para poder mirarle fijamente a los ojos quizá para ejercer cierta presión sobre ella.

—El guion no ayuda mucho.

—Porque es un guion técnico mal hecho, un actor de verdad trabaja en el personaje con ayuda de la visión del director... Ahora, dame una mirada de decepción.

—No creo ser la persona más expresiva del mundo, además, dice que Irina llora después—puso en alto el guion y rió—, no creo que eso pase.

—¿Qué? ¿Acaso el tienes miedo a llorar? —se retiró un poco de ella, aun retándole con la mirada pero Silver simplemente se encogió de hombros.

Dulce nada [ACR #4]Where stories live. Discover now