Capítulo doce | A Different Age

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—No puedes equivocarte, es una floristería en medio de una calle repleta de tiendas de ropa...—abrió su paraguas con cuidado de no soltar su celular, mientras que Félix aún dudaba de su asistencia—. Tú decides, eres bienvenido—quiso finalizar, agradeció al conductor que la llevó hasta el lugar que describía y salió del auto tomando con fuerza el terrario portátil donde estaba el regalo de Eleanor—, me avisas, te veo después—no quiso insistir ante el silencio del chico y colgó.

Silver evadió por completo la floristería que se encontraba cerrada y fue directamente a los escalones de al lado que daban la entrada al pequeño edificio de tres pisos que le pertenecía a la familia de Sue, presionó el timbre pero recordó que éste no servía y decidió golpear como de costumbre.

Miró a la pequeña iguana verde que recogió de la tienda de animales por encargo de Wes y rió, balanceándose aún bajo la tenue lluvia que diciembre traía y con esperanza de que la oyeran pues sentía que el animal que traía consigo necesitaría calor pronto.

Escuchó a alguien toser, y por más raro que pareciera eso se le hizo conocido. Buscó a su alrededor pero ningún rostro familiar se presentó hasta que decidió asomase por el pasillo que separaba los edificios; recargado en la valla de metal que prohibía el paso al patio trasero estaba Wesley muy despreocupado como si la lluvia y el frío no le afectaran en lo absoluto.

—¡Wesley! —gritó solo para confirmar y para ahuyentar toda esa paz que el hombre parecía tener. Éste de inmediato se sobresaltó, soltando lo que traía en sus manos por el susto. Silver rió, bajando los escalones para ir directamente hacia él pero notó como Wesley tenía una expresión de desesperación en su rostro y al mismo tiempo buscaba algo en su atuendo—. ¿Wesley? —caminó más rápido al darse cuenta de que él intentaba respirar.

—Mi...—alcanzó a decir, suavizando su expresión lo más que pudo para no preocupar pero falló tras intentar tomar aire y no lograrlo.

—Oh, por Dios, dime que traes tu inhalador.—intentó buscarlo por él tocando entre su ropa.

Wes asintió, sacándolo de uno los bolsillos de su abrigo y con él se ayudó a respirar.

—¿Qué estás haciendo? —cuestionó ella tras ver como regresaba a la normalidad. Miró al suelo y encontró un cigarro electrónico que cayó dentro de uno de los charcos que se habían formado—. ¿Estás loco? Wesley...—le miró, él simplemente cerró sus ojos buscando tranquilizarse—. Regresó tu asma, ¿no había desaparecido hace años?

—Estoy bien, gracias— dijo en voz baja recobrando el habla,

—¿Desde cuándo? —preguntó en voz baja.

—Hace un par de días—abrió sus ojos, con la mirada hacia arriba aun esperando estar mejor—, estaba en casa y me abrumé por el trabajo, no sé, solo pasó—explicó.

—¿Y por qué fumas? Lo empeoras.

—Es tranquilizante, a veces—cerró sus ojos con fuerza y negó con su cabeza dispuesto a no aceptar un regaño por parte de ella—, solo... lo dejaré, ¿sí? No sé en qué estaba pensando.

—Vives en una casa con dos pequeños, eso les afecta Wes, no puedes simplemente esconderte para hacerlo y fingir que no es un problema.

—¿Podrías no decirme las cosas que ya sé?

—Parece que no lo sabes.

—¿Trajiste la iguana?

—No me cambies de tema—la sostuvo frente a ellos, Wesley sonrió al verla e intentó tomarla pero Silver la alejó—. Déjalo, por favor, no es grato ver como buscas morir porque si no es eso es el asma, ¿pasa algo?

Dulce nada [ACR #4]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon