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Capítulo once | Dumb

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Era el mediodía del siguiente día; demasiado frío como para salir pero había tantas cosas qué hacer como para quedarse en casa. El próximo martes sería Navidad y Wesley solo deseaba estar en casa para así poder olvidarse de todo algunos días.

Esa mañana había despertado temprano y ayudó a decorar un poco el pequeño árbol que su mejor amigo había conseguido, éste seguía en la misma esquina donde el rubio lo había dejado cuando lo trajo, solo que ahora tenía esferas rojas y unos colgantes raros que Fred compró en el bazar que estaba a la vuelta de la esquina. No tenía luces pero si un moño dorado y gigante en la punta.

Momentos después de terminar la decoración, Mia apareció por la puerta con un plato de galletas caseras como sorpresa. Con quien desde la cita se la pasaban enviándose esos típicos mensajes en los cuales charlas sobre color de los árboles solo para no dejar de hablar, y haciéndose esas típicas llamadas telefónicas en las cuales se quedaban en silencio al terminar su tema de conversación, más ninguno realmente se animaba a colgar.

Si fuese otra persona, Wesley colgaría a su primera oportunidad ya que hablar por teléfono no era una de sus acciones favoritas, pero el escuchar hablar a Mia sobre sus planes le resultaba entretenido y el estar en silencio de pronto le parecía bastante reconfortante.

Miró de reojo a la pelirroja que estaba sentada a su lado en el sofá y que leía minuciosamente la bolsa de gomitas que él había traído momentos antes. Fred se había ido por su último cheque a su trabajo y Claire se encerró en su habitación. Eso después de haber devorado casi todas las galletas que su —aún no— novia había hecho.

—¿Por qué solo hay ositos amarillos en esta bolsa? —Mia la acercó más a su rostro para corroborar lo que decía. Recargó más su cabeza en el brazo de Wesley el cual estaba sobre el respaldo del sofá.

—Fred no come nada que sea amarillo de forma artificial —contestó el chico metiendo la mano en la bolsa para tomar uno y lanzarlo hacia arriba. Lo atrapó con su boca y regresó su atención a la televisión.

Mia frunció sus labios y miró al chico a su lado.

—¿Separa los oso de goma?

—Siento vergüenza al confesarte esto y eso que no es algo mío pero, sí, lo hace. Es lo mismo con los M&M's, Froot Loops, Skittles. Creo que no le agrada nada que tenga que ser de ese color —dijo no muy seguro.

—¿Puedo preguntar por qué?

—La verdad no lo sé, siempre ha sido así y nunca le he preguntado. Y la verdad creo que no quiero saber.

Mia sonrió sin dejar de ver al chico a su lado quien de pronto comenzó a carcajear al ver la repetición de un partido de hockey sobre hielo. Wesley era la primera persona que había conocido en su vida que hacía eso con un partido como si se tratara de alguna película de comedia barata. William estaría tenso, en pose de defensa y gritándole a la pantalla; eso sin quitar su atención para poder responder su pregunta, no como Wesley lo hizo.

Le parecía realmente irreal que hace diez meses estaba durmiendo en la misma cama que William y que ahora estuviese recostada en el brazo del chico universitario que siempre decía cosas bobas sin esperar a que alguien riera.

—Wesley —masculló un tanto penosa.

—¿Mmh? —arqueó sus cejas sin dejar de ver la pantalla pero después de un par de segundos le miró.

—Eh... —ella dudó en lo que iba a preguntar. Habían pasado poco tiempo y no sabía si esperar un poco más para hablar sobre ellos. Suspiró—. ¿Cuándo te vas? —fue lo primero que se le ocurrió decir.

Un, no muy claro, porqué [ACR #1]Where stories live. Discover now