Capítulo 1: Ágata.

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Capítulo 1: Ágata.

5 de septiembre, 2015. Sábado.

Miro en todas las direcciones tras bajar del avión y recoger mi equipaje. Entre el gentío que pulula en cada rincón, logro reconocer un cartel que dice "Elara Winford", sostenido por una chica pelirroja pecosa y alta. Me acerco a ella con una sonrisa cortés.

—Un gusto conocerte, tú debes ser Ágata Narciso.

—Y tú debes ser Elara Winford. —La chica estrecha su mano con la mía. Noto que tiene un acento delicado, propio de los falomitas.

—Ven conmigo, tengo mucho que contarte y mostrarte. ¡El estado de Jade es enorme! Claro, no recorreremos todo, pero sí hay partes de la capital que te conviene conocer —dice rápidamente, guiándome entre el gentilicio hasta fuera del aeropuerto.

—¿Eres miembro del Consejo de Hechiceros de Falom? —indago. Zabrina solo me dijo que una hechicera de tierra llamada Ágata Narciso me esperaría en el aeropuerto para guiarme por la ciudad y ser mi compañera de trabajo, en caso de que necesitara apoyo de los hechiceros de tierra.

Ágata suelta una sonora carcajada

—¡Ah, no, ya me gustaría! —dice cuando termina de reír—. Soy una hechicera recién graduada de la Academia. Acabo de terminar mi arduo entrenamiento como Guardiana, y créeme que estoy contentísima de ello. Me gradué con honores, así que el Consejo ha decidido asignarme contigo en caso de que necesites apoyo e información durante tu misión. De hecho, voy a ser tu mano derecha todo el tiempo. Me he inscrito contigo en el colegio McIntyre, asistiremos a las mismas clases y viviremos relativamente cerca. ¡Seremos las mejores amigas del mundo!

Me sorprendo de que una persona pueda hablar tanto y tan deprisa sin cansarse.

—Espera, ¿no eres algo mayor para pasar por estudiante de secundaria?

—Tengo veintidós, pero puedo fingir perfectamente cómo ser una adolescente. No pasó mucho tiempo de eso... En cambio tú... —Me echa una ojeada.

—¿Qué pasa conmigo? —Alzo una ceja. Mi poder de inmortalidad me da una apariencia más juvenil, a ojos de cualquiera parezco una guapa adolescente más.

—No te ofendas, pero he leído tu reporte del Consejo y sé que tienes más de cien años.

—Aún recuerdo cómo ser una adolescente —rebato.

—Pero las adolescentes de tu época son muy distintas a las actuales —replica—. Vamos, que en tus tiempos no existían las laptops, ni las redes sociales, ni las selfies.

—¿Selfie? —¿Es un tipo de comida nueva?

Al ver mi confusión, Ágata suelta una carcajada.

—¿Ves? Me necesitas para ayudarte. Tú pones tus habilidades de Consejera, y yo pongo mis habilidades de adolescente en marcha. Somos un buen equipo.

Fuera del aeropuerto, Ágata me dirige hasta un auto verde pino estacionado. Guarda mi equipaje en el maletero antes de abrir la puerta del piloto y me señala la del copiloto.

—¿Sabes usar estos cacharros? Entiendo que la tecnología moderna puede resultar difícil de comprender —bromea ella con un guiño. Pongo los ojos en blanco y abro la puerta.

—Ya he subido a autos antes, no te preocupes.

Me acomodo en mi lugar con mi bolso en mi regazo mientras Ágata enciende el auto. Me abrocho el cinturón de seguridad.

—Tenemos mucho trabajo por delante —me informa Ágata, señalando la guantera—. Ahí está la información de la nueva vida que fingirás vivir mientras investigamos los incidentes de magia de hielo.

—Ya me han dado la información, la he estudiando en el avión. —Pero aún así abro la guantera y extraigo la carpeta amarilla llena de documentos. Empiezo a leer en caso de que haya algún detalle que haya pasado desapercibido.

Aparentemente, la mayoría de avistamientos fuera de lo común han ocurrido en el Colegio McIntyre, lo que hace sospechar a todos que el novicio es un estudiante de ahí, quizá de bachillerato por las aulas que han aparecido congeladas (todas pertenecientes a los últimos cursos).

Para poder investigar sin atraer atención indeseada, he de hacerme pasar por una estudiante nueva. Y para ello me han creado todo un historial familiar:

Mi nombre será Elara Ratliff, soy una adolescente de diecisiete años y vivía en la otra punta del país con mi padre, el cual se ha divorciado de la señora Diamantina Ratliff cuando la engañó con otra mujer y, ¡sorpresa, sorpresa! Nací yo.

Diamantina Ratliff tiene dos hijas gemelas, Poppie y Grace que serán mis hermanastras. Viviré en casa de la familia Ratliff, para convivir un poco más con mi madrastra y las gemelas, mis "queridas" hermanas.

Ellas conocen el secreto de la magia, aunque no son hechiceras. Han aceptado colaborar con los Consejos para fingir ser mi familia para mantener las apariencias, aunque Diamantina es tan vanidosa que exigió un pago generoso a cambio de su ayuda.

Dejo escapar un pesado suspiro y miro por la ventana el camino que me llevará a casa de Diamantina, observando detalles para grabarme el camino de memoria.

—Allá vamos —murmuro.

Aquí empieza mi nueva vida.


Cenicienta. (Cuento de Hadas #2)Where stories live. Discover now