Uno.

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GRACE'S POV

Libre.

Al fin, después de veintisiete meses, era completamente libre. No más citas con abogados o con empresarios soberbios y arrogantes.

Nada de restaurantes con comidas ridículamente caras o mansiones estúpidamente enormes.

Basta de fingir.

Eché mi cabeza hacia atrás en mi asiento, sin poder borrar la sonrisa de mi rostro. Tambalee mis dedos en el volante y eche una mirada al estéreo del carro.

Nada más de reglas o preocupaciones por si mi comportamiento estuviera fuera de lugar. Solté una risita tonta y prendí el estéreo del carro, subiendo el volumen al tope. Una vieja canción de los Backstreet Boys sonaba en la estación y comencé a cantar a coro silenciosamente al principio y al notar que no había nadie para mandarme miradas reprobatorias, solté una carcajada de felicidad y cante la canción lo más fuerte que podía.

Era libre.

Cuando la canción llego a su fin, baje un poco el volumen y sin despegar los ojos de la carretera, tome de mi bolso las especificaciones para llegar a casa. Sonreí para mí misma.

Jamás en mi vida había estado en la pequeña cabaña que Aiden había comprado casi tres años atrás, pero ya era más un hogar para mí, que lo que la extravagante mansión en Chicago lo había sido alguna vez. Aquel lugar, nunca había sido mi hogar realmente.

Baje la velocidad del 'viejo Matiz' que había resultado ser del 2013 y estaba completamente nuevo.

'En el kilómetro treinta y siete, el camino se abre. Da vuelta a la derecha.'

"Kilometro treinta y siete, Kilometro treinta y siete..." Murmure para mí misma. A lo lejos vi un letrero. 'Kilometro treinta y dos. Solté un suspiro, aún faltaba. Sin embargo, no poda recordar la última vez que había manejado un lugar sin tráfico, así que estaba contenta de hacerlo.

<<Y vaya que no hay tráfico. >>

Por el contrario, era una carretera recta que parecía no tener fin. Parecía sacada de alguna película, de adolescentes. La carretera se abría paso entre el bosque de Yakutat. Enormes pinos, parecían alineados a los bordes de la frontera de la pista, al igual que esta, en un camino sin fin. Era mitad de Noviembre, así que con el invierno completamente latente, había un poco de neblina al final de los árboles, en los troncos. El cielo aunque estaba despejado, era completamente gris. A diferencia de Chicago, en donde la nieve llegaba a mediados de Enero, aquí había nieve en todas partes. Aunque no estaba nevando en el momento, los al rededores de la autopista estaban llenos de nieve.

Había investigado antes de venir, para saber qué tipo de ropa necesitaría. Chamarras, guantes y calcetines gruesos estaban en primer lugar. Al parecer, en Alaska siempre es invierno.

Y por Dios, que lo amaba.

El frío siempre había sido mi clima favorito, sin embargo no sabía lo que era tener nieve ochenta días al año, lluvia doscientos veinticinco días y neblina ciento treinta y dos días.

Vi pasar el letrero con el Kilometro treinta y cuatro y no pude evitar sentirme un poco nerviosa por conocer la cabaña. Sería realmente solo. Sin embargo, antes de ir a la universidad mi hogar era bastante apartado, así que no era algo realmente nuevo para mí.

Además, que no podía recordar la última vez que había tenido tiempo para mí misma. Siempre rodeada de gente que a penas y podía soportar.

Yakutat era el estado más aislado de Alaska. La única manera de llegar, era en barco o en avión. Era un pequeño pueblo, con cabañas al rededor del bosque y el lago Situk únicamente. Su población era un total de seiscientas sesenta y ocho personas. La empresa de Aiden tenía más empleados.

alaska [h.s.]Where stories live. Discover now