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  • Dedikeret til Ferney Mauricio Alzate
                                    

   Desperté con una suave y cálida brisa, la habitual en agosto en Irlanda voltee y vi en el reloj que eran las ocho de la mañana, fui al baño me duche y me seque mi largo cabello rubio platino, me vestí con mis vaqueros claros favoritos, mi camisa azul marino de manga corta. Fui de nuevo al baño para cepillarme los dientes y vi mis ojos azules claro, termine y fui abajo para recibir la noticia que nos darían mis padres a mí y mi hermana menor Rose.

   —Buenos días cielo —dijo mi padre al verme entrar.

   —Buenos días, papá.

   —Buenos días cariño —dijo mi madre.

   —Buenos días, mamá.

   —Espero que hayas descansado bien —dijo mi padre.

   —Lo hice, cambiando de tema ¿cuál es esa noticia que nos darán? —pregunte, llena de curiosidad al tiempo que esbozaba una sonrisa.

   —Espera a que llegue tu hermana, las dos deben saberlo.

   —Hey que sabes que hace rato me tiene curiosa no es justo —dije, tratando de sonar triste.

   —Buenos días a todos —dijo mi hermana mientras entraba, con su falda naranja, camisa blanca, su pelo castaño recogido en una coleta, sus ojos azules como los míos y con su sonrisa habitual—.  ¿y cuál es esa noticia de la que nos quieren hablar?  —pregunto, con tanta curiosidad como la mía.

   —Pues hijas les queremos decir que... nos mudaremos para Estados Unidos, me trasladaron en el trabajo —dijo mi padre, en tono indiferente.

   ¿Qué?  No, no es cierto, no de nuevo. Esta sería la cuarta vez que nos mudaremos por culpa del trabajo de mi padre, no me quería ir, me gustaba el lugar, aquí tenía algo de familia, amigos, tenía mucho aquí. No, no, no, no me quiero ir, ¡NO!

   —¡¡¡NO OTRA VEZ!!!  —gritamos mi hermana y yo a la vez.

   —Hijas, sé que les gusta el lugar pero tenemos que irnos, su padre ya firmo los papeles, nos iremos en dos semanas —dijo mi madre, en un esfuerzo vago por calmarnos.

   —No, no me quiero ir, acá tengo a todos mis amigos —dijo Rose con los ojos llenos de lágrimas.

   —En estados unidos harás más amigos —dijo mi padre.

   —Siempre es lo mismo, ¡SIEMPRE ES LO MISMO! —grito mi hermana antes de irse corriendo mientras lloraba.

   —Es verdad, siempre es lo mismo –masculle llena de rabia, mientras le daba una mirada furibunda a mi padre antes de salir.

   Salí y no volví hasta que se puso de noche, entre y me dirigí directamente a mí habitación no deseaba ver a nadie ni a nada. Me di una ducha larga, me puse el pijama y me tumbe en la cama, de milagro me quede dormida pero soñé.

   —¿Dónde estoy? ¿Qué paso? ¿Por qué estoy en este lugar?  —pregunte, como si espera que alguien me respondiera.

   Entonces oí algo detrás de mí, vi con la luz naranja que se filtraba en el bosque, a un lobo blanco de ojos dorados con toques verdes, extraños pero simplemente hermosos, me acerque a él para acariciarlo pero antes de lograrlo, se esfumo en el aire como el humo, me quede petrificada y entonces oí otro ruido detrás de mí y vi una silueta de un hombre, no lo lograba ver, estaba en las sombras, pero distinguí los mismos ojos del lobo en los en él.

   —¿Quién eres tú? —pregunte, atrapada por sus ojos.

   —Lo mismo te pregunto a ti —su voz era masculina, pero a la vez cálida y suave, cuando me hablo se sentí feliz, como si mi vida entera hubiera esperado por oírlo.

Tus ojos son iguales a los de elWhere stories live. Discover now