Un nuevo comienzo

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  Ya mañana seria el día que iba de Irlanda, teníamos que irnos en la mañana y el vuelo saldría a las a las diez, todas mis amigas habían venido para despedirse, también las de Rose.

   —¡¡Te vamos a extrañar mucho!! —dijo Lisa, con voz temblorosa por el llanto.

   —También yo las extrañare mucho —dije, mientras lloraba.

   —Llámanos si te pasa algo—dijo Ciara.

   —No dudes en contarnos lo que te pase en ese lugar, no lo dudes —ordeno Lidya.

   —Claro que si —asentí triste.

   —Te extrañare tanto, te echaremos tanto de menos —dijo Mary—, tienes que llamarnos.

   —Claro que si —dije abrazándolas más fuerte.

   —Pasajeros del vuelo 2391, con destino a Estados Unidos, Colorado, de las diez, favor de abordar —dijo el altavoz.

   Nos separamos aun llorando y mis padres me retiraron a la fuerza a mí y mi hermana de nuestras amigas, las vi por última vez despidiéndose con las manos, para mi suerte me toco junto a mí hermana. Me puse los audífonos y me quede dormida, pero ni esta situación pudo evitar que soñara.

   Estaba en el bosque junto al riachuelo y estaba llorando, oí un ruido y de nuevo vi al lobo de siempre, que cambio de aspecto al pasar detrás de un árbol y cambio a ser el chico que siempre veía. Y esta vez logre verle la cara; cejas algo largas y definidas, oscuras como la noche, la nariz recta, labios jugosos y sus inconfundibles ojos.

   —¿Por qué lloras? —me pregunta, preocupado.

   —Es que... me voy, ya no seguiré en mi país.

   —¿Y a qué país vas?

   —A Estados Unidos, trasladaron a mi padre ya no seguiremos en Irlanda —respondí, triste.

   —Ya veo, pero de seguro te ira bien —repuso.

   Pero antes de que pudiera responderle, mi hermana me despertó para decirme que ya habíamos llegado. El camino a la nueva casa fue algo largo, pero cuando freno el auto pude verla, era grande y hermosa, de dos pisos, mi hermana y yo nos fuimos a nuestros cuartos, ya casi todo estaba allí. Mi cuarto era grande, tenía su propio baño, las paredes eran de diferentes colores: dos blancas y dos lila oscuro. Había un escritorio con una laptop y cajones, una ventana junto a él, con cortinas blancas, una cama con almohadas moradas y sábanas blancas y un televisor grande. A decir verdad me encantaba.

   Fui a ver el de Rose, era casi idéntico las paredes eran naranja y blanco, el armario estaba fuera del baño y no tenía ventana.

   —¿Te gusta tu cuarto? —pregunte y Rose me miro.

   —Sí, pero es demasiado pronto para decir que me gusta el lugar —dijo con desdén.

   —Por supuesto que si —dije apoyando su opinión—, pero tenemos que darle una oportunidad. Es lo que acordamos con mamá y papá.

   —Lo sé, no se tu pero el viaje sido me ha sido muy largo y estresante, y deseo descansar ¿y tú? —pregunto mientras bostezaba.

   —Sí, también estoy cansada, bueno, si me necesitas estaré al lado.

   —Claro —dijo, dándome una sonrisa cansada.

   Me fui a mi cuarto y guarde algunas cosas en el armario, me di una ducha y me puse la pijama. Cogí mi iPod, me puse los audífonos y me tumbe en la cama, me quedé dormida rápidamente. Por suerte ese día no tuve sueños, por lo que descanse bien.

 

Tus ojos son iguales a los de elWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu