Relatos de un gusano amarillo

Murciélago inocente

Y es que tú eres parte de mi historia, pero no del final. Fuiste parte de mi avance, pero no avanzaré contigo. Fuiste el dolor que necesité para madurar, pero no el que necesito ahora.

Usaré nuestra historia como una lección. Una lección que enseña demasiadas cosas; Demasiados errores. Estos, cometidos desde la inocencia de la misma persona. Una inocencia que creía poder arreglar las cosas, pero un dolor que hacía que no funcionaran. El dolor se comió la inocencia, y de ella solo quedaron las restas. Dejando de ser humano, siendo pájaro encerrado en cristal.

Hasta que el dolor ajeno no se fue, no supe realmente quien era. Después de todas las esperanzas que me hice, la que más me dolió fue no poder anular el dolor que pretendía quitar. Cuando cortamos cadenas, nos quedamos con dolor interno. Con palabras guardadas. Con sentimientos inciertos. Y después del descanso, volví a ver el dolor. 

El dolor lucía mejor, y de eso me alegré. Pero de tenerlo tan cerca, la melancolía me descompuso el alma. Sin embargo, en aquellos entonces, en gato me convertí dentro de la oscuridad. Así que pude manejar sus miradas, para no perderme en la locura del pasado. Y como polilla en la oscuridad, perseguí una luz. Una luz que siempre tuve, pero que no quise ver. Porque en aquellos momentos no era más que un murciélago ciego día y noche. Así que ahora persigo esa luz, no como insecto a una farola, sino como mi pequeña lámpara de luz para mis noches más oscuras.

"Todo oscuro veía y no tenía luz. Tal vez la tenía, pero no quería verla. Tal vez solo perseguía una luz ciega. Esperando que al final de esta, algo nuevo hubiese, pero me tuve que chocar varias veces, para por fin darme cuenta, que estaba atrapada entre paredes de un laberinto interminable.

Y es que tal  vez no vez salí de la jaula por mi misma. Tal vez fueron las propias rejas que dejaron de aprisionarme"